Al parecer esto de ponerles números a las posiciones sexuales ya nos gustó. Hasta hace algunos años, la única posición numérica que prácticamente todo mundo conocía era el clásico 69 ; hace relativamente poco se empezó a hablar del 42 y ahora te vamos a contar del delicioso 30, una posición que aunque parece complicada, en realidad no lo es y resulta súper íntima y placentera.
El 69 tiene una larga historia relacionada con la liberación sexual de los años sesenta, pero las otras dos han designado su nombre por la forma en que se ven los cuerpos mientras se está realizando. Así que ¿puedes imaginarte cómo será el 30? Pues se trata de una postura ideal para que la pareja conecte y tenga la mayor intimidad, pues para formar el número los cuerpos están tan juntitos que parecen uno solo.
Sobra decirlo, pero obviamente no van a lanzarse de inicio a esta postura; primero trabajen un buen foreplay, bésense, acaríciense y una vez que ya estén muy excitados (la mujer debe estar bien lubricada), entonces colóquense en una superficie cómoda pero firme. La mujer se pone de espaldas sobre la superficie y, con las manos a los costados de su cuerpo, levanta ambas piernas flexionadas hasta que sus muslos se peguen a su pecho.
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Entonces el hombre se “introduce” a la posición: coloca ambos pies entre los brazos y la cintura de la mujer y se pone de cuclillas. Ya en este punto se puede dar la penetración, pero el toque final, no solo para que se complete la figura del 30, sino para que él pueda moverse y embestir más fácilmente, es acercar su rostro al de ella y poner sus brazos sobre la superficie, como rodeando la cabeza de la mujer.
Empecemos por el aspecto de la intimidad. Como te podrás dar cuenta por la imagen, esta es una de las posiciones más íntimas del catálogo, ya que los cuerpos están todo el tiempo pegados el uno al otro; esto la hace súper sexy ya que pueden sentir sus cuerpos resbalándose uno sobre otro debido al sudor de la actividad; además, permite que se susurren cosas Kinky al oído y aumente con eso la excitación.
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Y pasando al aspecto meramente fisiológico, esta postura permite una penetración profunda, por lo que es ideal para las mujeres que disfrutan la estimulación interna del clítoris. El hombre disfrutará muchísimo, pues él tendrá el control de la penetración y podrá jugar con la velocidad, la fuerza e incluso, si sus piernas son suficientemente fuerte, puede salir y entrar de la vagina como haciendo unas mini sentadillas.
La única desventaja que podría tener esta posición es que, si no están acostumbrados a probar posturas diferente, podrían cansarse pronto: se les podrían “dormir” las piernas o algo similar. Pero solo se trata de práctica, si la hacen seguido, verán que a las 2 o 3 veces, aguantarán todo un round en esa posición y querrán repetirla de lo rica que es. ¡Recuerden que la práctica hace al maestro!
¡Hazte Kinky!
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