No hay duda alguna de que la posición del perrito es una de las más famosas, practicadas y amadas; varios factores contribuyen a ello: la vista que tiene el hombre, la comodidad para la mujer, los rasgos salvajes de la postura, entre otros. Pero usualmente, cuando se adopta esta postura se lleva a cabo una penetración vaginal; así que hoy queremos hablarte de las ventajas del perrito pero para practicar sexo anal.
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No hay mucho que explicar sobre los fundamentos de esta posición, su nombre mismo se inspira en la forma en que lo hacen los perros y muchos otros mamíferos: el macho por detrás y la hembra dándole la espalda. Pero para practicar sexo anal en esta postura hay varias cosas que se deben cuidar: lo primero es que encuentren un lugar donde la mujer se recargue, puede ser la cama (si no es muy alta), un sillón o un puff, el punto es que pueda relajar el torso sobre la superficie.
Ya con la superficie elegida, la mujer se pondrá de rodillas frente a esta y recargará todo su torso, estirando los brazos hacia atrás, de forma que no tenga que estar cargando el peso en sus manos y pueda relajarse. Esto es importante sobre todo si se trata de su primera vez recibiendo anal: el hecho de que se sienta relajada y pueda recargarse la hará sentir muy cómoda y la penetración será más sencilla y placentera.
Entonces la mujer abre las piernas tanto como pueda y el hombre se coloca en medio de ellas; antes de penetrarla, recuerda que hay muchas cosas que puedes hacer para ayudarle a relajarse y gozar más la experiencia: vierte lubricante sobre la zona, juega un poco con tu miembro en la entrada del ano y ve penetrando muy poco a poco, siempre escuchándola y manteniéndote atento a sus indicaciones y gestualidades.
Esta posición es súper Kinky por dos motivos: es excitante como pocas por la implicación un tanto “animal” que tiene, es como dejarse llevar por los más bajos instintos y eso es muy hot. Además, es la posición perfecta para que el hombre pueda ser tanto tierno, sutil y cuidadoso como, si ambos así lo desean, fuerte, combativo y dominante. El hecho de que ella esté recargada le permite una relajación que duplicará el placer.
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Si son una pareja que disfruta de prácticas intensas y de fantasías de dominación sumisión, esta se puede convertir en su postura favorita, ya que permite muchas de estas prácticas alternativas, por ejemplo el bondage (él puede atar las manos y piernas de su mujer), el spanking o jalar el cabello de la pareja. Si son más aventados, es perfecta también para hacer uso de correas, látigos o paletas y otros instrumentos de azote.
Ahora bien, si les gustan cosas más tranquilitas pero aún así quieren ponerle sal y pimienta a la posición, pueden practicar el Sploshing: el hombre puede colocar algo de comida sobre la espalda de su pareja hasta llegar a las nalgas y comer de ella. O puede usar una balita vibradora para estimular el clítoris de su pareja mientras la penetra analmente. Despierten su imaginación y ¡háganse Kinky!
¡Hazte Kinky!
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