Cuando la monotonía se apodera en una relación de pareja, la parte sexual es uno de los primeros reflejos de que algo anda mal y muchas veces, una de las partes decide iniciar una relación en lo furtivo, provocando daños irreparables incluso a nivel familiar. Sin embargo, existe la posibilidad de sumar una práctica sin mentiras y sin daños: el estilo de vida Swinging.
Swinger se conoce a las parejas que practican el estilo de vida swinging, el cual se basa principalmente en las parejas –casadas o no- que intercambian a su pareja con otra, con el consentimiento de TODOS los involucrados.
Las actividades de intercambio de pareja incluyen:
Cada grupo tiene sus propias reglas que en caso de ser violadas o no respetadas, pueden originar una cordial invitación a dejar la comunidad Swinging. Las siguientes reglas son las más comunes en este tipo de comunidades:
Fortalece la relación emocional en pareja.
La principal razón se debe al vínculo de complicidad que generan entre sí, además de que se evita el engaño, que es lo que realmente afecta cualquier relación. En pocas palabras se evita la infidelidad.
Rompe la rutina.
El adoptar este estilo de vida evidentemente significa una nueva aventura, cumplir fantasías, liberar energía sexual al mismo tiempo que se genera mucha más, donde el beneficiado es ahora tu pareja. Ambos son los personajes principales y bajo mutuo acuerdo.
Menos tabúes.
Las parejas se sienten más libres y deshinibidas, la comunicación en pareja se incrementa, hay mayor apertura a nuevas prácticas y permite que la pareja pueda conectarse en otro nivel.
Inseguridad.
El sólo plantear a tu pareja probar este estilo de vida, puede generar inseguridad en el otro, creer que el amor o la atracción física ya terminó, pero sobretodo, porque rompe con formas tradicionales e implica dejar la monogamia, que socialmente indica que es lo “correcto”.
Fracturas emocionales.
Por mucho que lo hayan hablado, es impredecible saber lo que van a sentir durante el encuentro. Hay una gran diferencia entre la fantasía de imaginar a tu pareja con alguien más, a darte cuenta que realmente puede disfrutar con alguien que no eres tu. Esto en vez de beneficiar, puede terminar ocasionando muchas discusiones, difíciles de terminar.
Cualquiera puede ser swinger, siempre y cuando los dos se sientan cómodos con esta práctica. Requiere de conversaciones profundas, de tener un alto de nivel de seguridad en uno mismo y en la pareja, respetarse mutuamente, medir los riesgos, cumplir los acuerdos propios de la pareja y mantener la mente abierta para aceptar este estilo de vida que rompe con los paradigmas de lo que “debe ser” una relación.
Ahora que ya conoces los básicos de este estilo de vida, tomen una decisión que les sirva a ambos y analicen si están preparados o no; de lo contrario, ir para complacer al otro puede perjudicar la relación. Existen muchas formas de salir de la rutina, esta práctica es sólo una de ellas. Si ambos están de acuerdo, puede ser muy divertido y hasta exótico.
Recuerda que no hay nada malo en todo aquello que te produzca placer siempre y cuando no te lastime o dañe a terceros, ¿Te atreves?