Una ruptura amorosa no solo tiene un gran impacto en tu mente y tus emociones, sino también en tu cuerpo. No en vano, el síndrome del corazón roto se ha reconocido ya como una enfermedad, porque además del sufrimiento mental y la sensación de abandono, la ciencia ha detectado síntomas físicos consecuencia de un corazón roto. A continuación te presentamos una lista no exhaustiva de las reacciones corporales más comunes tras una ruptura.
Este es un síntoma muy común (sobre todo en mujeres) causado por la gran cantidad de estrés en esos momentos. La tristeza y el estrés experimentados durante una separación liberan neurotransmisores en todo el cuerpo que pueden afectar el sistema inmunitario (lo hablaremos más adelante) lo cual, entre otras cosas, puede causar la pérdida del cabello; el ver que estás perdiendo cabello te estresa más y entonces se vuelve un círculo vicioso.
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A veces, después de una ruptura, tienes hambre de todo todo el tiempo, pero a veces es al revés y simplemente no quieres comer nada. Un estudio científico del 2017 destacó la correlación entre la ruptura y los cambios en los patrones alimenticios; esto se debe, nuevamente, al estrés causado por la separación, que hace que el cortisol y la adrenalina aumenten, pudiendo provocar náuseas muy severas después de comer o la pérdida total del apetito.
Además del hecho de que ciertamente comes menos o más de lo habitual, debes saber que la ruptura amorosa también suele causar problemas con tu digestión: no puedes hacer del baño, te la pasas en el baño, tienes retortijones, etc. Según la revista Today, “el exceso de cortisol observado en el cuerpo después de una ruptura desvía la sangre del tracto digestivo, dejándolo con molestias gastrointestinales”.
Cuando te separas y dices “me duele tanto”, no solo es un decir, el dolor no solo es en sentido figurado, es físico y muy real; según muchísimos estudios recientes, el dolor emocional activa las mismas áreas en el cerebro que el dolor físico, por lo que efectivamente te puede doler el cuerpo sin aparente motivo: dolor en el pecho (el clásico “corazón roto”), dolores musculares, de espalda, entre muchos otros.
El debilitamiento de tu sistema inmune es quizá la reacción más importante de tu cuerpo, debido a que puede desencadenar muchas más. Nuevamente, es culpa del estrés al que nos sometemos (sin quererlo, claro) durante una pérdida, ya que frente al estrés, el cerebro reacciona enviando señales de defensa al sistema endocrino, lo cual debilita el sistema de protección de nuestro cuerpo nos vuelve más vulnerables a enfermedades.
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Y, por supuesto, el sueño también se ve afectado por la angustia de la ruptura; puede darse cualquiera de los dos extremos, como con el apetito: que duermas mucho, que lo único que quieras hacer sea dormir todo el día (marca inequívoca de depresión) o que no puedas dormir y empieces a vivir con 2 o 3 horas de sueño al día. En cualquiera de los dos casos, si te dura mucho tiempo, es importante que veas a un médico para solucionar el problema.
Todo suena terrible, ¿no? Pero no podemos despedirnos dejándote con esa sensación. Es importante que tengas presente siempre que esos síntomas deben ser pasajeros (de lo contrario, checa con tu doctor) y que, aunque parezca que no, uno siempre, siempre, se recupera de un corazón roto.
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