Kisspeptina: la hormona del deseo y la felicidad

30 junio, 2020 3 mins de lectura
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Cuando hablamos de hormonas relacionadas con la sexualidad, normalmente pensamos, o en la testosterona, o en los estrógenos y la progesterona, como hormonas definitorias de los caracteres sexuales. Y si pensamos en el deseo sexual y el estado anímico, nos solemos remitir a neurotransmisores como las endorfinas o la serotonina, liberados cuando hacemos ejercicio o tenemos sexo y que nos producen sensación de bienestar.

Sin embargo, hace relativamente poco tiempo (25 años es poco tiempo para las ciencias médicas) se descubrió una hormona presente tanto en hombres como en mujeres y que pareciera fusionar varias de las funciones arriba mencionadas. Se trata de la llamada kisspeptina (y no, tristemente su nombre no tiene nada que ver con la palabra “beso” en inglés), una hormona secretada en el hipotálamo y con diversas funciones.

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¿Cuál es la función principal de la kisspeptina?

Kisspeptina cerebro

Cuando se descubrió y comenzó a estudiar su comportamiento, se le empezó a llamar “la maestra reguladora de la reproducción”, ya que lo que les resultó más evidente a los investigadores fue su labor esencial en la producción tanto de óvulos como de espermatozoides; sin embargo, conforme hacían más estudios, se daban cuenta de que también tenía un gran impacto en el apetito sexual y en el estado anímico. 

Su relación con el deseo sexual

Deseo sexual

Primero se identificó que la kisspeptina influía en el apetito sexual cuando había un estímulo; es decir: ante un estímulo sensorial, se produce excitación; la excitación detona la producción de la hormona y entonces ésta estimula la líbido. Esto explicaría lo que te hemos dicho en varias ocasiones: mientras más actividad sexual más deseo sexual tendrás y viceversa. 

Sin embargo, en estudios posteriores, se comprobó que la kisspeptina también actuaba cuando el cerebro se encontraba en estado de reposo, es decir, sin ningún estímulo que lo llevara a excitarse. Esto puede ser revolucionario ya que podría significar una solución a problemas como el trastorno del deseo sexual hipoactivo, en el cual la persona experimenta bajo o nulo deseo sexual por razones no relacionadas con su pareja. 

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Su relación con el estado de ánimo

Estado animico

También se observó que cuando esta hormona entra en acción se estimulan ciertas áreas del cerebro involucradas con el estado de ánimo. Según uno de los médicos que condujo la investigación, “la información obtenida sugiere que se podría usar la hormona para tratar enfermedades que tengan que ver con la depresión” ya que esta tiene un gran impacto en todo el cerebro.

En un estudio más llevado a cabo en ratas, se concluyó que las neuronas sensibles a la kisspeptina motivan el deseo sexual y reducen la ansiedad; además, incrementan las posibilidades de una reproducción eficaz. Así que como verás es una hormona que suena a las mil maravillas, que no nos sorprenda escuchar su nombre próximamente en tratamientos contra la depresión o la baja libido. 

¡Hazte Kinky!

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