Todos tenemos momentos de duda sobre nosotros mismos y, hasta la persona que parezca más segura, tiene momentos de inseguridad. A veces se cree que las mujeres sufren de más inseguridades en la cama, pero los hombres también pueden sufrir mucho por esto; de hecho, en algunos aspectos es tanta la presión que se deposita en ellos que el estrés y el miedo pueden ser incluso incapacitantes. Estas son las inseguridades y miedos más comunes en los hombres.
Este probablemente será el mayor problema siempre. Entre lo que nos muestra el porno y algún sentido de competencia entre “machos”, el punto es que muchísimos hombres siguen creyendo que el tamaño de su pene es esencial para gustarle o no a una mujer. Y más ahora que se pueden encontrar tan fácilmente estadísticas del tamaño promedio del pene por países, muchos hombres se afligen demasiado si no tienen la medida “promedio”.
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Nuevamente, el porno nos ha hecho creer que para satisfacer a una mujer necesitas ser un maratonista de alta resistencia que esté bombardeándola por una hora seguida. Sin embargo el buen sexo no se mide de acuerdo a un reloj; la duración del encuentro no determina su calidad. De hecho, si una mujer tuvo un foreplay increíble, puede bastarle muy poco tiempo de penetración tal cual para llegar al orgasmo.
Efectivamente, las mujeres no son las únicas que se sienten inseguras de su cuerpo desnudo. De acuerdo con Today.com, el 63% de los hombres siente que necesita perder peso y un 41% siente que sus parejas siempre están juzgando su apariencia. Así que el lado positivo de esto es que ambos tienen inseguridades corporales y, quizá, si se abriera la comunicación en pareja sobre esto, ambos se sentirían un poco más relajados.
Otra de las más grandes angustias para los hombres: que llegado el momento de coger (sobre todo cuando se trata de relaciones casuales) no se les pare. Realmente puede volverse una pesadilla recurrente, pues en esta sociedad patriarcal el pene y su potencia tienen mucho peso simbólico, representando desde el poder y el dominio hasta la competencia y el éxito de un hombre; por lo tanto, para muchos, el hecho de que no se les pare cuando “debería” se vuelve prácticamente un sinónimo de fracaso.
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En realidad, la mayoría de las inseguridades listadas hasta ahora (tamaño, erecciones, duración) tienen su origen, en el fondo, en el miedo de los hombres a ser malos amantes, a no satisfacer a su pareja y que, por lo mismo, esta finja. Sin embargo, la paradoja es que, como no quieren dar la impresión de no saber lo que están haciendo, por lo general no piden retroalimentación a sus parejas; así que, nuevamente, una comunicación abierta y honesta es clave aquí.
Este es un problema que muchos sexólogos ya consideran un trastorno sexual como tal. El gran problema es que una sola vez que tengas una mala experiencia puede bastar para crear este círculo vicioso; por ejemplo, un solo caso de disfunción eréctil suele ser suficiente para hacer que un hombre se sienta ansioso acerca de si podrá o no tener una erección la próxima vez. A partir de ahí, es muy fácil que empieces a caer en un ciclo de ansiedad por rendimiento sexual.
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