Por muchos años, toda actividad o comportamiento sexual que desviara el propósito del coito era considerado terrible, motivo por el cual diversas prácticas -que incluso se llevaban a cabo desde tiempos ancestrales- fueron exiliadas del ideal erótico de muchas personas ante el pánico de ser tildadas de ‘enfermas mentales’.
Por ejemplo: los vibradores para estimular la vulva se vendían en tiendas departamentales y toda mujer ‘de su era’ tenía uno en casa como remedio a malestares que entonces denominaron como ‘histeria’ (no se concebía la existencia del orgasmo femenino), mismo que sustituía los masajes médicos por los que hacían cola para recibir. Hasta que apareció el porno y esas imágenes extra picantes de mujeres estimulándose le dio la peor fama al entonces amado vibrador, y así muchas otras prácticas se comenzaron a considerar no aptas para ‘decentes’.
Algo es seguro, no todas las prácticas eróticas son para todos y aunque gran parte de la sexualidad deriva de todo aquello que produzca objeto de deseo, cada uno tenemos nuestras limitaciones y debemos adecuarnos a ellas (luego vienen las culpas y las incongruencias).
Sin embargo, quizás sea momento de que explores nuevas perspectivas, a tu modo, y respetando la regla de oro:
Aunque muchos han observado la práctica de las Russian Arts –una de las más expuestas en el porno- conocida por los antiguos romanos como Coitus Inter Mammas, entiéndase, estimulación del pene entre dos pechos femeninos, pocos saben la técnica adecuada.
El pene requiere de mucha lubricación, por eso debes elegir un Pleasure gel o Aceite para Masajes compatible con el condón y que no irrite los genitales. Es recomendable un lubricante de este tipo porque durará un muy buen rato y la sensación se intensificará cuando la piel del pecho y el pene friccionen. Además, te permitirá masajear la zona y acariciar sus pezones y areolas, deslizándote perfectamente. Da ligeros tironcitos a sus pezones y extiende el masaje hasta su cuello.
Pídele que aplique un poco más de lubricante y vaya estimulando manualmente, tanto pene como testículos; insistiendo en el glande.
La postura más cómoda consiste en pedirle a ella que se recueste con la cabeza ligeramente sostenida en una almohada, móntate en su abdomen (no recargues todo tu peso, no pesas 100 gramos) y coloca tu pene entre sus bubis. Cualquiera de los dos o incluso ambos, pueden manipular los pechos de ella y presionar el tronco del pene, al tiempo que mueves tus pelvis y permites el roce constante.
El movimiento de sus pechos debe ser circular, es decir presionarlos hacia el centro y luego girar las manos hacia fuera para que además el masaje sea intermitente. Este movimiento además le dará sensaciones placenteras a ella, siempre y cuando sea suave y cuidadoso. Presiona tu glande además en la zona de unión de sus costillas (donde duele la gastritis). Y ¡ojo!, la eyaculación debe estar previamente negociada, a pocas les agrada que exploten tus fluidos en su cara. Retírate poco antes de sentir la llegada triunfal o mejor aún, utiliza un gran condón.
Muchas parejas que practican Russian Arts dejan a un lado el preservativo, porque claro, no implica riesgos ni de embarazos ni de ITS, pero aunque no lo creas será un aliado. Por obviedad, el látex será mucho más resbaloso que la piel de tu pene, así que prueba hacerlo con un condón ultra delgado y verás que lo pasan increíble.