Esta posición es quizá la más conocida y una de las más cómodas para ambos, aunque la mayor parte de la glorificación podría adjudicarse a la parte que está siendo dominante (arriba) lo cierto es que con unos cuantos ajustes saldrás de la rutina.
- Mira directamente a sus ojos, además de hacerle saber que tu concentración está totalmente en su cuerpo y en lo que te hace sentir fomentarán la compenetración y excitación durante el coito.
- Besen mutuamente el cuello, para realizar este gesto la parte superior debe pasar un brazo por debajo de la espalda de su pareja, de esta manera reducirá la distancia entre los cuerpos y facilitará el acceso a su cuello.
- Sube su cadera suavemente y procura quedar un poco más arriba de su estatura, de esta forma la penetración será más profunda y el roce de sus genitales será más intenso.
- Abraza a tu pareja, pero con las piernas. No hay nada más sexy que sentir la retención de un par de piernas que no permitan la separación de la pelvis. Sólo procura darle margen de movimiento suficiente para que pueda hacer lo suyo. El placer es de 2, ten eso siempre en mente.
- Araña suavemente su espalda procurando no dejarle marcas – a menos que esté consensuado-, verás que el ritmo se intensifica.
- La protección y responsabilidad no pueden faltar en estos casos, por ello intensifica tu placer con un preservativo texturizado o con anillo, incluir este tipo de accesorios siempre es ideal para salir de la rutina y disfrutar al máximo.
¡Libérate! El disfrute de cualquier posición radica en la entrega y comunicación en pareja. Con estos tips podrás darle un toque especial y fundirse al puro estilo Kinky.
¡Hazte Kinky!