Si todavía no has escuchado hablar de este término, tienes que leer esta nota porque puede resultar de gran beneficio para tu concepción de la sexualidad y tu construcción de una vida sexual plena y satisfactoria. Te vamos a explicar de qué se trata.
El “autotoque amoroso” es una práctica que consiste en una meditación creada para conectar con tu cuerpo y reforzar tu amor propio. El término se ha popularizado gracias al blog Sexurero, de las hermanas Laura y Diana Núñez, que son educadoras en sexualidad consciente y tantra. La idea principal del “autotoque amoroso” es tocar y observar todo tu cuerpo desde una posición alejada de los prejuicios y los tabúes que comúnmente se asocian con la sexualidad.
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1. Primero que nada debes buscar o crear un espacio íntimo y tranquilo, en donde te sientas cómoda para hacer tu práctica. Es importante que cuentes con dos espejos, uno grande y otro más pequeño, para observar tus genitales.
2. Debes escoger el momento ideal de tu día. Este tiene que ser cuando puedas alejarte de tu trabajo, de cualquier distracción o interrupción que pudiera desviar tu atención de la práctica.
3. Lleva a tu espacio íntimo todos los elementos que consideres necesarios para hacer este momento mucho más placentero y amigable. Puedes utilizar velas, incienso, flores, frutas, aceites, telas o cualquier ingrediente que te agrade y te haga sentir más cómoda.
4. Durante la práctica, es importante que respires profundamente y de manera consciente, así permanecerás en el presente y observarás todo lo que sucede desde el <aquí y ahora>.
Ahora sí, ¿en qué consiste esta práctica?
Para comenzar, debes renunciar al orgasmo. Las hermanas Núñez explican que: “cuando renuncias a los objetivos, empiezas a disfrutar del camino”. Esta meditación implica un acto que podría parecer simple, pero realmente es muy profundo: acariciarte de diferentes maneras, todo el cuerpo y delante de un espejo. Comienza vestida. Si tienes los dos espejos puedes usar el grande para mirar todo tu cuerpo, y el más pequeño para tus zonas íntimas. Puedes bailar frente a los espejos al ritmo de la música que elijas o, si así lo prefieres, el silencio también puede ser una opción. Cuando estés lista, acaricia todo tu cuerpo utilizando diferentes tipos de toque. Si sientes que quieres sentarte o acostarte, puedes hacerlo en el suelo frente al espejo.
Se trata no solo de verte frente a tu reflejo mientras te acaricias, sino de concientizar cada sensación que percibes mientras te vas explorando, y presenciar la belleza que esta práctica implica. Si te sientes cómoda, comienza a desnudarte mientras te observas y explora tus respuestas físicas a medida que te acaricias. Mientras lo haces, vas a entrar en un espacio seguro de amor total y aceptación; la idea es que comiences a despojarte de todos esos prejuicios, vergüenzas e inseguridades. Reconecta con tu ser erótico y tus emociones fluyendo a través de tu cuerpo. Sigue mirándote mientras te entregas completamente a la experiencia; esa de darte amor a ti misma, de regalarte este espacio de conexión con tu ser y el placer. Asegúrate de cambiar de posturas y muévete, mira cómo tu cuerpo cambia y responde a cada estímulo que le das.
Es probable que de repente te parezca que la práctica es demasiado intensa para ti, pero incorporarla en tu vida diaria es un cierto tipo de ritual de belleza, ya que permite que te conectes contigo misma y que te reconozcas. Recuerda que si no conoces tu cuerpo y la forma en que se mueve contigo, es imposible que logres explicarle a un amante lo que deseas sexualmente, dónde te gusta que te toquen o cómo puedes disfrutar más del encuentro sexual.
Atrévete y reconcíliate con tu sensualidad, no te vas a arrepentir.
¡Hazte Kinky!
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