Fellatio, felación, blowjob… Llámale como quieras, poco importa el nombre si lo sabes poner en práctica y si ambos lo disfrutan. Sabemos que a ellos les encanta, sabemos que a ti te gusta darle gusto y también sabemos que a veces la intuición no basta y necesitamos unos cuantos consejitos que nos ayuden a mejorar nuestro desempeño. ¡Sigue leyendo y tu pareja te lo agradecerá!
Para empezar, deshazte de miedos y prejuicios. Si te preocupa un posible mal olor o sabor, la solución es muy simple: atrae a tu pareja hacia la ducha y proponle que se bañen juntos como parte del cachondeo previo, aprovechen para acariciarse y excitarse mientras se enjabonan y se enjuagan mutuamente; esto te hará sentir más segura y probablemente a él también.
Otra cosa fundamental cuando te dispones a realizar una felación (sobre todo si son tus primeras veces o si estás algo nerviosa): pónganse de acuerdo previamente respecto a cómo quieren que se desarrolle la eyaculación. A la mayoría de los hombres les excita mucho poder venirse en la boca de su pareja, es una especie de fantasía porno muy común; sin embargo, no a todas las mujeres les gusta, así que evalúa el tema desde antes y hazle saber si estás dispuesta o si prefieres que eyacule afuera o en otra parte de tu cuerpo. Esto es esencial para que ambos lo disfruten.
Ahora sí, empecemos con los consejos Kinky para una felación inolvidable. Recuerda que todo lo que aquí te sugerimos tiene la finalidad de que ambos lo disfruten; en cuanto algo resulte molesto o incómodo para cualquiera de los dos, paren y coméntenlo. El sexo debe basarse siempre en el placer mutuo.
Para que el sexo oral sea más placentero y no resulte doloroso para él, es necesario que la zona esté muy, muy bien lubricada; por lo que si sientes que su miembro no está suficientemente húmedo, tienes dos opciones: tu saliva o un lubricante. La primera opción, además de natural, puedes utilizarla como un elemento más para avivar la excitación, ya que a muchos hombres les prende ver a su pareja escupiendo en su miembro para lubricar la región.
La segunda opción, por su parte, tiene el mérito de que hoy en día existe una enorme variedad de lubricantes que pueden aportar grandes ventajas al momento de pasión. Hay lubricantes de muchos sabores que te pueden venir muy bien si no toleras el sabor de la zona genital, los hay también con efectos térmicos o que generan una sensación de cosquilleo, por lo que pueden probar con diferentes tipos y marcas hasta encontrar el que más les guste.
No quieras lanzarte de inmediato a intentar la garganta profunda, no será agradable para ninguno de los dos que la cosa sea tan apresurada. La intensidad debe ir subiendo poco a poco, así que empieza explorando la zona con tu lengua: deslízala por su entrepierna, por su abdomen bajo, besa el interior de sus muslos… en fin, comienza reconociendo el área con tu boca.
Tú sabrás cuando la excitación haya llegado al siguiente nivel; entonces, comienza lamiendo el perineo (el área de piel entre el ano y los testículos) con movimientos circulares y una ligera presión, pasa a los testículos poniendo énfasis en la línea divisoria y sube por el tronco haciendo espirales hasta llegar a la corona del glande (ese reborde que divide el tronco y la punta del pene).
Ahora enfócate en el frenillo, que es ese pequeño pliegue (parecido al que tenemos en la parte inferior de la lengua) que une el glande al prepucio; esta zona es muy sensible y puedes estimularla acariciándola con la lengua extendida (como lamiendo una paleta) o dando pequeños golpecitos con la misma. Luego concéntrate en el glande, haciendo círculos con tu lengua.
Ahora sí puedes introducir el miembro en tu boca y comenzar con las succiones (como si jalaras de un popote). Es muy importante que dejes los dientes fuera de la ecuación (no aprietes tu boca) y no olvides la lengua, la cual continúa con los movimientos circulares al tiempo que succionas. También es fundamental que no intentes introducir demasiado el pene, hazlo hasta donde te sientas cómoda, de otra manera puedes experimentar arcadas y la cosa se puede tornar desagradable.
¿Te quedas picada? Lo sabemos. ¡No te pierdas la segunda parte !