Aunque existan muchos lubricantes externos, aquí te decimos cómo procurar una excelente lubricación natural.
Es un hecho que las mujeres no tienen tanta presión como los hombres respecto al “buen funcionamiento” de sus genitales a la hora del sexo: si ellos no tienen una erección, simplemente sienten que no pueden penetrar y que todo se acabo (aunque no sea así); mientras que las mujeres, con solo aplicar un poco de lubricante pueden resolver gran parte de los problemas que podrían impedir un encuentro sexual satisfactorio.
Sin embargo, aunque el lubricante es un gran amigo (y nosotros alentamos su uso en toda circunstancia), siempre es muy satisfactoria -tanto para ella como para él- una adecuada y suficiente lubricación natural. Por eso, el día de hoy te daremos tips Kinky de varias cosas que puedes hacer, de forma natural y sin riesgos, para mejorar tu lubricación y asegurarte de que ese tema no será un problema en tus relaciones.
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Muchas mujeres se preguntan si el fluido lubricante que aparece con la excitación es producido en la vagina (es decir, en el interior) o en la vulva. La respuesta es: en ambos lugares. La lubricación sexual consiste realmente en la combinación del flujo segregado por el cuello de la matriz y del líquido viscoso producido por las glándulas de Bartolino, ubicadas en los labios menores, cerca de la entrada vaginal, o sea, en la vulva.
Puesto que las causas de la sequedad vaginal son múltiples, no todo lo que te diremos aquí podría funcionarte. En específico, los tips que aquí te daremos funcionan en casos no graves relacionados con malos hábitos, estrés o condiciones ambientales adversas. Si tu resequedad vaginal está causada por enfermedades o condiciones como la diabetes, la hipertensión, la menopausia o infecciones urinarias, entonces mejor acude al médico.
Muchas plantas ricas en fitoestrógenos pueden mejorar la lubricación vaginal: la salvia, la soya o el lino, por ejemplo. Puedes encontrar suplementos de estas plantas -en forma de cápsulas, óvulos o cremas- en tiendas naturistas. La homeopatía también puede tener efectos muy positivos (consulta a un homeópata); así como los aceites de borraja, de onagra o de coco, que también tienen propiedades antibacterianas y antifúngicas.
En tu día a día puedes adquirir hábitos que, además de prevenir infecciones, te ayudarán a mejorar dramáticamente tu lubricación; por ejemplo: NO utilices productos para lavar tu vulva, usa solo agua tibia y tus dedos; no uses prendas demasiado ajustadas y prefiere siempre telas no sintéticas como el algodón. Adicionalmente, trata de reducir al máximo el estrés procurando prácticas como el yoga, la meditación y el ejercicio aeróbico diario.
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Puedes hacer un tratamiento preventivo con tu lubricante sexual favorito. La idea es que, en vez de esperarte a estar en el momento de la acción, lo uses todos los días como si fuera la crema hidratante que usas en tu piel. Aplica dos veces al día de forma superficial sobre la vulva; de esta forma, estimulas a diario la hidratación y el mejor funcionamiento de las glándulas de Bartolino, por lo que tendrás una mejor respuesta en tus relaciones íntimas.
Y, por supuesto, no podemos dejar de mencionar esto aunque parezca una obviedad: dile a tu pareja que las mujeres no se excitan tan rápido como los hombres. Es obvio que no vas a lubricar en 30 segundos, así que procuren un foreplay amplio y excitante para que, cuando pasen al siguiente escalón, tú ya te encuentres completamente lubricada y lista para la penetración.
¡Hazte Kinky!
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