La famosísima posición de perrito, conocida en inglés como doggystyle, es una de las soberanas del reino de las posturas sexuales; junto con el misionero quizá sea de las más adoptadas y placenteras, además, tiene una connotación un tanto salvaje y animalesca que resulta tremendamente excitante para quienes gustan de ella. Si eres fan del perrito, sigue leyendo y aplica nuestros consejos para no repetirte y darle un toque distinto y novedoso en cada ocasión.
Es una postura que presenta muchas ventajas y pocos inconvenientes tanto para ellas como para ellos. La estimulación del punto G, una penetración muy profunda, el excitante panorama que se despliega ante los ojos del hombre o el choque de los testículos contra la mujer son sólo algunos de los muchos beneficios, tanto físicos como psicológicos, de la posición del perrito.
Como ya lo dijimos, los inconvenientes son pocos y no frecuentes; sin embargo se pueden dar casos en que, si el pene es muy largo o si la mujer tiene un canal vaginal muy pequeño, la profundidad de la penetración combinada con la fuerza de la embestida pueden lastimar a la mujer y volver la situación muy dolorosa. Algunas mujeres declaran también que les es más difícil llegar al orgasmo de esta forma que por estimulación clitoriana; sin embargo, esto dependerá por completo de tu fisionomía y de tus preferencias.
Puedes repetir la postura una y otra vez, pero con estos consejitos nunca será igual:
Recuerda que la imaginación es tu mejor arma para darle variedad a tu vida sexual y nunca caer en el aburrimiento; no se trata de hacer siempre cambios drásticos o de descubrir el hilo negro de la sexualidad, la diferencia está en los detalles y en estos se basa la novedad.
¡Toca, siente, provoca!
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