El hombre de hoy en día ya no sólo es fuerte y proveedor; es mucho más que eso, pues la igualdad de género también la construyen ellos
Bajo este concepto se trabaja con los hombres para que sean ellos mismos, desde sus experiencias del día a día y sus reflexiones, los que hagan aflorar la desigualdad de género que existe en la sociedad y poder así superarla.
Se trata de superar la visión androcéntrica del mundo para trabajar por la igualdad desde una perspectiva de género masculina. Y es ahí donde, junto a las realidades de desigualdad efectiva entre hombres y mujeres, afloran también las nuevas visiones masculinas, esas “nuevas masculinidades” que apuestan por construir una sociedad en igualdad. No hay nuevos hombres. Los que hay ahora los ha habido siempre pero han estado invisibilizados.
Ahora afloran otras maneras de ser hombre, los hombres que son corresponsables en la reproducción, en los cuidados de hijos y personas mayores, en las tareas domésticas, etc.
La masculinidad se ha venido construyendo sobre la base de la negación y el repudio en sí mismo de todo aquello que se considera femenino, ya que se considera que lo femenino es inferior y de ahí deriva, la mayoría de las veces, el machismo y la misoginia.
Las nuevas masculinidades invitan a los hombres a cambiar su ideología:
De esta manera podemos trabajar otra forma de entender lo que significa “ser hombre” al intentar cambiar las actitudes y prácticas de los hombres de manera individual y colectiva para conseguir una sociedad igualitaria y el equilibrio entre hombres y mujeres en las relaciones personales, familiares, en las comunidades instituciones y entre las propias naciones.
Esto es un proceso para re aprender que hay otras formas de convivir, pues requiere deconstruir en poco tiempo lo que durante siglos nos han venido contando, pero es posible y alcanzable.
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