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El preservativo, usualmente hecho de látex, puede verse como un cuerpo extraño para nuestro sistema inmunitario, no solo debido al material del que está compuesto sino porque, para aumentar su efectividad, se les dota de muchos compuestos químicos como espermicidas y lubricantes; así que, con un uso repetido de éste, algunas personas podrían llegar a reaccionar negativamente.
En hombres, es habitual encontrar irritación, picores y sequedad además de, en algunos casos, ojos llorosos, estornudos y erupciones en la piel. En las mujeres, además de lo que sucede a los hombres, también se halla mal olor vaginal, irritación de la zona y, debido al carácter sensible de esta cavidad, urticaria, angioedema, asma o, en los casos más graves, anafilaxia. Todos estos signos son de rápida aparición pero, en algunos casos, podrían hacer acto de aparición tras varias horas del contacto.
De todos modos, en todos los casos se produce la sensación de quemazón e incomodidad durante el acto sexual que podría producir frustración en la pareja por no poder disfrutar por completo y, en casos más graves, la anafilaxis.
En las mujeres, para diferenciarlo, lo ideal es realizar una citología cervical (la conoces como Papanicolaou) y un exudado vaginal; de esta manera se podrá descartar una infección vaginal, lo que orientará a tu médico a otros diagnósticos que deberán incluir alergia al lubricante del condón, o bien, podrán darte tratamiento, ya que ninguna infección es normal.
Si es que resultaras alérgica al látex, no te preocupes, existen otras opciones para ti como el condón de poliuretano, puedes adquirirlos en farmacias o condonerías, o bien utilizar un condón femenino, que de hecho protege, además de la vagina, mayor superficie de la vulva.
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