Como su nombre mismo lo indica, esta posición es un verdadero placer para ambos y, a diferencia de nuestra postura del mes anterior (La Medusa), ésta no requiere de ninguna habilidad acrobática, por el contrario: es súper sencilla y la pueden practicar en una enorme variedad de lugares, sólo dependerá de su atrevimiento y de su imaginación.
Para experimentar el deleite, la mujer debe colocarse al borde de cualquier superficie que sobresalga del piso, puede ser la cama, un tocador, la lavadora, o un largo etcétera. Lo único en lo que se tienen que fijar es que la superficie sobre la que está la mujer quede a una altura adecuada para que el hombre pueda embestir cómodamente, ya sea hincado o de pie.
Por supuesto, todo dependerá de la altura del que penetra, pero hablando en términos generales, la cama y algunos sillones (puffs y otomanos, por ejemplo) suelen tener la altura idónea para que él penetre de rodillas; mientras que otras superficies como la lavadora, la secadora, la mesa, la barra de la cocina (¡ahí échenle ustedes creatividad!) se prestan mejor para que el hombre penetre de pie.
En esta postura, la estimulación de la zona G es maravillosa y el clítoris también recibe lo suyo; para el hombre resulta muy excitante que las piernas de su pareja lo envuelvan a la altura de la cadera, y, además, permite una increíble complicidad pues ambos están de frente y pueden observar a placer los gestos y las miradas de su pareja.
¡Hazla más Kinky!
Si ya la probaste y te gustó, checa cómo puedes seguir practicándola sin que se vuelva una rutina, con algo diferente cada vez:
Y tú, ¿ya probaste los placeres del Deleite? ¡Atrévete y Hazte Kinky!
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