Si crees que sólo existen el beso de piquito y el francés, te sorprenderá enterarte de todas las posibilidades que ofrecen los labios
Hay quienes dicen: “si no te gusta cómo te besa, no te gustará nada de lo demás”. Y no están tan equivocados. El beso es, generalmente, el primer contacto más íntimo con esa persona que te mueve el tapete y, la verdad, un buen beso puede ser la diferencia entre una sonrisa orgásmica y un gesto de resignación. Así que aplícate y explora la diversidad que traes en los labios y que, quizá, no hayas explotado aún al máximo.
Este es el clásico beso en el que los labios se juntan y truenan pero no se abren. Aunque de inicio parezca un beso cursi o mojigato, la verdad es que lo puedes convertir en uno muy sensual que deje al otro con ganas de más. Intenta lamer un poco tus propios labios antes de darlo, esta sensación de humedad le dará un toque súper hot; luego, en vez de tronar el beso como de costumbre, abre un poco tus labios de manera que el beso no lo den tus labios propiamente sino la parte interna de estos.
Inicia como te explicamos en el anterior y, poco a poco, ve abriendo más tus labios. No llegues a involucrar la lengua, simplemente irás dando “piquitos” cada vez más húmedos en distintas áreas de sus labios. Si esto lo acompañas con tus manos en su nuca deslizándose lentamente hacia sus mejillas, te aseguramos que será un éxito.
Seguramente el más conocido. Aquí la lengua entra en acción y se sumerge en las profundidades bucales del otro. Es delicioso, pero no es tan fácil ser experto en el french kiss; tienes que entender el ritmo del otro para que sus lenguas se coordinen, de otra manera será algo extraño. Recuerda que no porque sea un beso de lenguita quiere decir que le tengas que clavar la lengua hasta la garganta a tu pareja, no, eso no es nada sexy.
Jueguen con este beso como parte de un delicioso foreplay y verán cómo se encienden los ánimos de in
mediato. Se trata de “competir” para atrapar el labio inferior del otro entre los tuyos, una vez que lo atrapaste puedes morderlo ligeramente y soltarlo; entonces el juego vuelve a empezar.
Es ideal como juego previo o para refrescarse después de una sesión amatoria intensa. Lo único que necesitas es un cubito o pedacitos de hielo; introdúcelos en tu boca y besa a tu pareja al estilo francés, el frío de tu boca mezclándose al calor de la suya creará un efecto delicioso. Puedes evolucionar el beso en las rocas y recorrer todo su cuerpo con tu boca helada, ¡no te imaginas cómo se pondrá!
Es el beso que no se da, pero no por eso pierde su encanto. Para que este no-beso sea exitoso, todo depende de tu capacidad para seducir al otro y hacerle creer que le darás el beso de su vida: toma su rostro, ve acercando tu rostro al suyo, cuando estés muy cerca de su boca detente y mueve tu cabeza ligeramente, sientan su respiración, vuelve a acercar tus labios a los suyos y, a los pocos milímetros, sepárate. ¡Se quedará deseándote como nunca!
Si ya están súper prendidos y quieren preparar bien el terreno para el asalto, tienen que probar este tipo de beso que, en realidad, no es sólo uno. Se trata de explorar milímetro a milímetro el cuerpo del otro con tu boca; puedes empezar de los pies a la cabeza o viceversa, lo importante es que tu boca descubra esos lugares recónditos que no conocía y que prenderán a tu pareja hasta que ya no pueda más.
Es uno de los más apasionados, de esos que se dan cuando ambos están pensando: “debo tenerte aquí, ahora”; la lengua recorre cada centímetro de la boca del otro, las lenguas se encuentran, juguetean, se entrelazan; las cabezas giran de un lado a otro mientras los labios se queman mutuamente. Simplemente, delicioso.
¿Qué? ¿Se te antojó? Sí, sabemos que mueres de ganas de practicarlos todos: ¡hazlo, una y otra vez! Da besos, recibe besos, roba besos, recuerda que los labios tienen miles de terminales nerviosas y un beso puede decir más que mil palabras.
¡Atrévete y hazte Kinky!
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