Esta burbujeante delicia es para muchos, garantía de una noche de pasión desenfrenada. Hazte un experto en unos pasos.
Uno clásico de los momentos amorosos es, por supuesto, la champagne, también conocida como El Rey de los Vinos. La champagne es elaborada en la región de Champaña, Francia, la cual se asocia con celebraciones, días especiales, y por qué no, noches llenas de romanticismo y pasión. Y es que las finas burbujas siempre trasmiten seducción y glamour, por ello no hay nada mejor que una burbujeante copa para despertar el fuego en tu pareja, en esa noche en la que deseas un sexo inolvidable.
La champagne es una bebida de efectos afrodisíacos. Sus burbujas son el vehículo ideal para provocar la euforia, dar ánimo y desinhibir fácilmente. Pero, como en toda bebida alcohólica, hay que tener cuidado, ya que un exceso provoca el efecto contrario, y lejos de despertar el instinto sexual, nos dirige a los brazos de Morfeo.
Esta delicia espumosa se elabora a partir de muchos tipos de uva, aunque tres de ellos son los que predominan, y estos son: Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. El sabor dulce de la champagne depende del grado de azúcar que contiene por litro. Tú decide cuál te gusta más:
Lo mejor es que elijas una Brut, pues este tipo de champagne es muy suave y combina con cualquier comida. Para darle un toque aún más sensual a la noche, opta por uno rosado que es más aromático y más sexy.
Debe estar fría, a una temperatura de 6ºC a 10ºC, es decir, la debes meter en la parte más alta del refrigerador, cuando menos, unas 5 horas, y una vez que la has abierto, mientras tu pareja y tú se la terminan, debe permanecer en una hielera para mantener su temperatura.
Deja caer suavemente el líquido por la pared de la copa, para que no haga mucha espuma. No debes llenar la copa, lo correcto es servirla a la mitad o tres cuartos para evitar que pierda temperatura. La copa debe ser tipo flauta, es decir, delgada y larga, pues así se conserva mejor el aroma y las burbujas.
Deja que las burbujas se les suban a la cabeza y aprovéchala para hacer una velada muy Kinky.
¡Hazte Kinky!
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