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Si has visitado Nueva York, quizás has notado el edificio triangular de ladrillo de tres pisos que se encuentra en el extremo oeste de la calle 14; The Liberty Inn, un Love Hotel diseñado para vivir momentos de placer en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo.
Su tamaño pequeño, su forma inusual y su atmósfera informal le dan una sensación única y valiosa. Desde la recepción compacta que sobresale como una cola en el extremo sur del edificio hasta el bar-cafetería; los pasillos bordeados con papel tapiz con patrones tipo ‘carta de amor’ y las encantadoras habitaciones (pequeñas pero acogedoras), así es The Liberty Inn.
Su peculiar ubicación, en una cuadra aislada junto a la West Side Highway, permite un fácil acceso en automóvil y la máxima discreción que algunas veces es lo que se desea para un encuentro erótico. Los que se han animado a vivir un rato de pasión ahí, cuentan que al entrar al vestíbulo, el recepcionista se encuentra detrás de un panel de vidrio a prueba de balas que denota la antigüedad del recinto; una máquina expendedora muestra cajas de condones y botellitas de lubricante junto a paquetes de galletas y dulces, como lo más normal del universo en un mundo que no es apto para niños, claro.
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El Liberty Inn es el último de los hoteles con tarifa por hora de su distrito; un pintoresco hotel de 28 habitaciones acogedoras con iluminación ambiental, espectaculares espejos de pared y techo, vistas al parque y al río, además de una cafetería-bar que ofrece room service. Robert Boyd, quien dirige el establecimiento desde 1977, utiliza el término “hotel romántico”, o como nosotros los llamamos: Love Hotel.
Este espacio es el escenario perfecto para disfrutar de una escapada romántica con tu pareja. Como dato curioso debemos contarte que hasta el año 1986, el hotel compartía su primer piso con Anvil, un club gay conocido por sus shows de sexo en vivo, por lo que se le despreció y discriminó durante un gran lapso. Hoy, el Liberty se encuentra a media cuadra de las boutiques de diseñadores más glamourosos y del parque elevado High Line. Con el paso del tiempo los tabúes han ido desapareciendo y el espacio ha logrado adaptarse a la nueva demografía de la zona actualizando la decoración y brindando un excelente servicio.
Su interior está diseñado en un tono íntimo y dramático, sus habitaciones son animadas y coloridas, hechas a la medida para pasar unas horas de romance junto con tu pareja y para disfrutar de esos momentos de alegría, ternura y pasión. Además, cada espacio cuenta con amenidades fuera de lo común, como iluminación adaptable al mood, tapete de yoga, jacuzzi, ventanas con vista a la ciudad y room service con champagne.
Si vas a Nueva York, no puedes dejar de visitar este recinto del amor con tu pareja o tu ligue de viaje.
¡Dale sentido a tus sentidos!
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