La Suite Jacuzzi del Pirámides Narvarte se ha convertido en mi favorita de su tipo. Quizá sea por su precio accesible o porque se ubica en una zona céntrica y, a pesar de estar en una avenida, sus habitaciones son tranquilas y silenciosas. Probablemente se deba a que me resultan “acogedoras” (esa es la palabra, tanto con jiribilla como sin ella). El diseño que creó en ellas Aurelio Vázquez y su equipo en Din Interiorismo es encantador.
Los aposentos sexuales son espaciosos y cuentan con diferentes ambientes que se pueden explotar de lo lindo: la cama es tamaño king size, con almohadas largas y suaves que se pueden utilizar en diversas modalidades para llevar a cabo un sinfín de posturas; El Fájodromo (o Triángulo de la Vida, como le llamo yo al apropiarme de él), cuya colchoneta con cojines tubulares no sólo invita a realizar algunos antojos a nivel de cancha sino que sirve para el reposo entre cada sesión, para conversar cómodamente fuera de la zona de confort y hasta para echar una pestañita en los brazos de nuestr@s acompañantes.
La iluminación es muy importante en los LoveHotels. En algunos casos, la onda darkie (oscura) o tipo burlesque (tonos rojos) funciona muy bien para la excitación. Es importante que se complemente la luz con el espacio, invitando a los huéspedes a interactuar en ese estado de ánimo. En el Pirámides Narvarte los cuartos tienen, de día, muy buena iluminación del exterior, que mejora con unas lámparas de buró, de mármol beige, que dan mayor calidez. Por la noche, ese tono ámbar contrasta con los espacios más en penumbra. El ambiente caliente, suave, beige, invita a experimentar y explotar todas las aristas del placer y de los cinco sentidos de manera pausada –pero no por ello poco intensa-, relajada y a detalle.
Decía que me encanta el tamaño de las habitaciones. No sólo es amplio, sino que la distribución y el acomodo de los muebles hace que sientas que estás no en un cuarto de hotel, sino en un loft. Me gusta mucho su piso en desniveles. Habrá a quien le parezcan innecesarios, pero a mí me brindan la sensación de estar jugando, de subir uno pequeño para llegar a la cama, dos para ir al baño, de poder usar la cabecera como escalón para llegar a otra zona del hotel (en el caso de las habitaciones sencillas, a la hamaca)… uno se la pasa subiendo y bajando levemente, y ese cambio tan sencillo aporta una diferencia excitante frente a las recámaras de una casa.
El jacuzzi es de los mejores que he probado: no se trata de una tina prefabricada como los que hay en los hoteles de turismo; está hecho a la medida de la suite con material similar al de los pisos y su tamaño —más grande que uno común— es excepcional para dejarse flotar un rato en el agua tibia como preludio de un buen encuentro acuático, en donde más que la penetración, lo que invita a hacer es a dedicar largos minutos a los besos húmedos, a las caricias al cuerpo mojado, al sexo oral (tiene una orilla bastante cómoda para sentarse), al ir y venir de los cuerpos que se juntan, se separan, se enroscan bajo el agua.
La Suite Jacuzzi la recomendaría a parejas que van por primera vez a un LoveHotel y tienen ciertas dudas sobre cómo son. Sin duda, a los jóvenes que comienzan a explorar las delicias del erotismo y a aquellas parejas que desean saborearse con tiempo, probar placeres numerosos en espacios más sencillos en su forma (pero no por ello menos complejos en sus posibilidades) que los que poseen Jaulas, Aros de Posiciones, Potros del Amor y demás mobiliario que aquí no encontrarán. También me parece ideal para quienes llevan mucho tiempo viviendo juntos y están buscando reencontrar esa chispa que parece perdida.
En resumen, es una buena guarida para olvidarse de que hay un mundo canalla allá afuera, lejos de ese espacio ámbar tan seductor.
Dirección:
Eje Central Lázaro Cárdenas 1176
San Simón Ticumac, Benito Juárez
Ciudad de México
Teléfono:
5532 9596