Cuerpo, mente y emociones: vivir en armonía

11 septiembre, 2016 2 mins de lectura
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El ser humano es la maquinaria perfecta. Cada proceso, cada paso de los diferentes procesos, por mínimo que éste sea, es vital y es llevado a cabo sin error, se cuida cada detalle, cada partícula. El cambio más pequeño en un proceso puede alterar completamente el resultado. Es increíble. Además, el cuerpo humano es como una red inmensa, como una tela de araña unida por todas partes; ningún proceso se encuentra aislado en absoluto, uno se une con el otro, se ayudan, se complementan, sin éste no podría existir aquél. Armonía total.

Así como nuestro cuerpo se encuentra por naturaleza – así nacimos – en completa armonía, nos toca a nosotros, de forma individual y consciente, hacer todo lo posible por encontrar ese mismo equilibrio en todos los aspectos que conforman nuestra vida: familia, trabajo, esparcimiento, alimento espiritual, salud física y alimento intelectual. Es un trabajo arduo y constante, pero vale la pena.

Si caemos en la trampa (muy común en nuestros días) de depositar toda nuestra energía vital en uno o dos de los aspectos anteriores, el desequilibrio comenzará a manifestarse, quizá no de inmediato, pero lo hará, ¿cómo? Lo más común es que sea a través de dolencias emocionales y/o físicas: nos deprimimos, nos enfermamos con frecuencia, nos volvemos más irritables y todas nuestras relaciones comienzan a fallar, lo cual nos hace deprimirnos aún más y genera un tremendo círculo vicioso.

A esta capacidad de generar armonía, algunos psicólogos le llaman inteligencia emocional: es la capacidad que tiene una persona de manejar sus sentimientos y su entorno con el fin de encontrar lo mejor para sí e identificar el estado emocional en que se encuentra para conocerse, controlarse y motivarse a sí mismo y saber relacionarse empáticamente con la sociedad.

Lo sabemos, suena a una labor titánica, pero todo empieza con la consciencia y, aunque es casi imposible que alguien se encuentre siempre en equilibrio absoluto, esa debe ser nuestra ambición y nuestra lucha diaria, pues nuestra maquinaria perfecta nos dio todo para lograrlo. ¡Hazte Kinky!

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