Es un hecho que el Internet ha revolucionado la forma en que establecemos relaciones tanto emocionales como sexuales. En las últimas décadas, hemos visto surgir todo tipo de nuevas herramientas para ligar, encontrar una pareja o una aventura: desde Match.com en los 90, pasando por Ashley Madison o Badoo en los 2000, hasta el mayor éxito de nuestra época: el controvertido Tinder. La tecnología ha cambiado, sin duda, la forma en que vemos el sexo y hasta el amor.
Pero otro fenómeno interesante es que Internet ha logrado “normalizar” ciertas prácticas que existen desde antes de la era tecnológica, pero que eran mal vistas o consideradas tabú, como las escorts o las llamadas “relaciones por interés”. Hoy en día, la web no sólo nos ha acercado a estas prácticas, sino que las propone como una especie de contrato en el que ambas partes están ahí por voluntad propia y están de acuerdo con los términos y condiciones del acuerdo. Este es el caso de los Sugar Daddy’s.
Obviamente, el concepto es de reciente creación; pero la práctica existe desde hace muchísimo tiempo. ¿Recuerdas hace algunos años, cuando veías una relación de pareja con gran diferencia de edades (normalmente una jovencita muy guapa con un hombre mayor)? Lo primero que pensábamos era: “seguro es una interesada que sólo está con él por su dinero”. Bueno, pues no en todos los casos es así; pero, y si así es y si ambos están de acuerdo, ¿cuál sería el problema?
Esta es la idea detrás de los conceptos Sugar Daddy y Sugar Baby: una relación en la que ambos obtienen lo que desean, sin andarse con rodeos ni mentirle al otro. Normalmente, se trata de un acuerdo entre un hombre con buena posición económica que ayuda financieramente a una chica a cambio de sexo o compañía. Dicho de esta forma, suena a que la mujer se está “vendiendo” y el hombre está “comprando” compañía; puede que así sea, pero la clave de esto se encuentra en una palabra: consenso.
Una página de internet que facilita los encuentros entre Sugar Daddy’s y Sugar Baby’s, los define así. Sugar Daddy: “Hombres y mujeres exitosos que saben lo que quieren. Son emprendedores, y disfrutan de una compañía atractiva a su lado. El dinero no es problema, porque son generosos cuando se trata de apoyar a su Sugar Baby”. Sugar Baby: “Personas atractivas buscando las cosas finas de la vida. Aprecian los viajes exóticos y los regalos. Los Sugar Babies obtienen un estilo de vida lujoso y conocen personas adineradas a diario”.
El juicio final sobre la validez ética o moral de esta práctica te lo dejamos a ti, pero por nuestra parte sólo podemos decir que, como en todas las cuestiones sexuales y/o sentimentales, si existe consenso de ambas partes y si nadie está siendo engañado (todas las cartas sobre la mesa desde el principio), cada quien debería de ser libre de tomar sus propias decisiones y actuar en consecuencia.
Y tú, ¿qué piensas del boom de esta práctica?
Quizá también te interese: Sexo y tecnología: nuevas formas de conectarnos