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Como cada 28 de junio, estamos a unos días de vivir la consabida marcha anual del Orgullo Gay, un evento fundamental para la comunidad LGBT pues les permite expresarse sin censura y sin miedo. Como cada año, miles de asociaciones, grupos, ONGs y militantes gritarán fuerte y claro consignas a favor de la igualdad y la tolerancia. En Let’s Kinky nos unimos, como siempre, a toda manifestación que promueva el respeto y que festeje la diversidad.
Pero esta vez no hablaremos de tolerancia, pues ya lo hemos hecho en varias ocasiones y hemos dejado muy clara la diferencia entre tolerar y respetar; hoy queremos hablarte de esa palabra que ocupa todos los espacios en estas fechas: ORGULLO; orgullo gay, orgullo trans, orgullo bi, etcétera. Estar orgulloso de uno mismo es maravilloso, pero ¿por qué sólo el día del desfile la comunidad LGBT puede salir a la calle con la cabeza en alto, asumiéndose sin pena y sintiéndose orgullosos de su preferencia sexual?
La respuesta podría ser muy larga, pero básicamente se trata de esto: después de siglos de opresión, de anulación y de discriminación, el desfile se volvió, desde su primera edición en 1979, una válvula de escape. Las válvulas de escape son buenas porque dejan salir la presión acumulada, pero lo mejor sería que no se acumulara esa presión; lo ideal sería que todos los que asisten a la marcha pudieran vivir cada uno de sus días con ese orgullo manifestado todos los 28 de junio.
Más aún, lo ideal sería que todos y cada uno de nosotros, sin importar nuestra preferencia sexual – gays, bisexuales, heterosexuales, etcétera -, pudiéramos decir todos los días que nos sentimos orgullosos de lo que somos, de la forma en que llevamos nuestra vida, de las decisiones que tomamos y hasta de los errores que cometemos; que en vez de gritar “soy orgullosamente gay” o “soy orgullosamente trans”, gritáramos solamente “soy orgullosamente yo”. Sabemos que suena a utopía, pero para eso existen las utopías: para querer alcanzarlas.
¡Orgullosamente tú, orgullosamente Kinky!
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