Hoy en día lidiamos con una enorme cantidad de exigencias que la sociedad nos impone, sobre todo respecto al físico y respecto a lo que significa ser “sexy” o “sensual”. Tristemente, muchas mujeres se han comprado ideas falsas de que si no son delgadas, con senos y trasero grandes y firmes, entonces no son sensuales. Lo mismo los hombres: si no son fuertes, con cuadritos en el abdomen y barba perfecta, entonces no son sexys.
El problema con esto es que pensamos la sensualidad como algo externo a nosotros: pensamos que se encuentra en el cuerpo, el cabello, la piel, etc. Cuando en realidad, la sensualidad se encuentra en nuestra actitud y en nuestra capacidad de ponernos en sintonía real con nuestros cuerpos (independientemente de cómo luzcan). Todos somos naturalmente sensuales, solo tenemos que aprender a sacar esa parte de nosotros.
Así que ahora te daremos algunos tips súper sencillos para que enciendas de nuevo tu lado sensual. Primero, aprende a disfrutar todo lo que ocurra a tu alrededor con todos tus sentidos. ¿Ubicas cómo los bebés ponen todo en su boca, huelen y tocan todo con una alegría y una sorpresa impresionantes? Pues es momento de recuperar esa capacidad de disfrutar y de asombrarse con todos los sabores, olores, sonidos y texturas.
Acostúmbrate a hacer dos cosas todos los días, como una especie de ritual. Uno: toca tu cuerpo con calma, ya sea para ponerte crema, para masajear tus pies o para erotizarte; el punto es que disfrutes del tacto hacia ti mismo(a). Dos: baila unos minutos al día, aunque sea a solas, pon una canción que te guste y date la oportunidad de bailarla sin pensar en el qué dirán. Verás que cuanto más te abras a la experiencia de los placeres de los sentidos, te sentirás más sensual, más valioso(a) y, por supuesto, mucho más Kinky.
¡Atrévete y Hazte Kinky!
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