No sólo es una cuestión de romanticismo o de cursilería, el ser humano tiene la necesidad biológica y psicológica de estar acompañado; somos seres sociales por naturaleza y siempre estamos en búsqueda de relaciones significativas. Por más que te consideres un “anti-romántico” o un grinch del amor, eventualmente todos sentimos la necesidad de compartir nuestra vida con una pareja: casados o no, con hijos o sin ellos, todos queremos amar y ser amados.
Sin embargo, de pronto pareciera que, más que por un deseo personal y honesto, cediéramos ante la presión social que nos exige del mil formas estar en pareja; pareciera que todo a nuestro alrededor (medios, redes sociales, amigos, familia) nos demanda “encontrar el amor”. Comentarios aparentemente inofensivos como: “¿Y ya para cuándo te casas?”, “¿A poco vas a ir sola a la fiesta?”, “¿Y con quién vas a ir a la cena si no tienes pareja?” son sólo una muestra de esta exigencia social que puede ser muy intimidante.
Otro caso muy significativo es el de esta expresión que se ha puesto de moda últimamente: forever alone (siempre solo, en español). Tanto medios de comunicación como muchos jóvenes de menos de 30, suelen usar esta frase para referirse a alguien que la mayor parte del tiempo está sin pareja; las implicaciones profundas de esto son francamente tristes: o sea, si no estás en pareja estás “siempre solo”, como si la soledad fuera mala o, peor aún, como si necesitaras de otro para no sentirte solo.
Lo anterior puede sonar un tanto exagerado, pero lo cierto es que permea tremendamente en el comportamiento de la gente (sobre todo de los menores de 30); nos afecta tanto que caemos en búsquedas un tanto ridículas, buscamos “el amor” como sea, donde sea y a cualquier precio. Tinder, Badoo, clubs de solteros o programas de televisión como Enamorándonos, pretender hacernos creer que lo que nos están ofreciendo es la felicidad, no un producto ni una app ni un show, sino la felicidad absoluta.
Y a pesar de que las estadísticas demuestren que la mayoría de las “relaciones” surgidas por estos medios fracasan estrepitosamente, a pesar de ello seguimos dando likes en Tinder, seguimos inscribiéndonos en sitios de citas y seguimos participando en shows televisivos que nos prometen encontrar el amor. ¿Está mal? No, no está mal hacerlo, siempre y cuando lo hagamos con la consciencia de que no necesito estar con alguien para no estar solo.
En Let’s Kinky creemos firmemente en esto: antes de buscar pareja, busquémonos a nosotros mismos, descubramos en nuestro interior aquello que buscamos en el exterior.
En ese momento, créenos, el amor llegará cuando tenga que llegar; podrás divertirte en Tinder y echar relajo en Match.com, pero dejarás de buscar ahí la trascendencia y, por lo tanto, te evitarás muchas decepciones.
Busca, encuentra y ¡Hazte Kinky!
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