Nos guste o no, seguimos viviendo en una sociedad patriarcal cuyos principios no solo han afectado a las mujeres, sino también a los mismos hombres. Esto debido a que, en esta idea de que el hombre debe ser el “proveedor”, el “fuerte” y el que “las puede todas”, se han generado muchísimos mitos respecto a cómo “debe” ser un hombre sexualmente para cumplir con todas esas cargas impuestas. Hoy queremos derribar esos mitos que lo único que provocan son relaciones frustrantes y fallidas.
Puede parecer que los hombres están más interesados en el sexo, pero no es más que otra trampa de la educación que hemos recibido. Tradicionalmente, ha sido socialmente más aceptado el placer masculino que el femenino, por lo tanto, muchas mujeres esconden su deseo. Las mujeres han sido educadas para canalizar sus anhelos eróticos hacia la fantasía romántica en lugar de hacia el deseo sexual, pero cuando se liberan de ese condicionamiento, nos damos cuenta de que ambos géneros son igual de “sexuales”.
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Esta es una creencia muy común y que llega a afectar a muchos hombres con sus parejas, sobre todo si no hemos aprendido a separar el orgasmo de la eyaculación. Efectivamente, un hombre puede tener un orgasmo sin eyacular y puede eyacular sin que haya tenido un orgasmo; de hecho, los hombres que lo han experimentado, aseguran que los orgasmos secos suelen ser mucho más intensos y duraderos que cuando van acompañados de eyaculación.
Quizá el tema del tamaño del pene sea el mito más grande, el que más hombres se han comprado y el que más ha afectado la autoestima masculina y las expectativas femeninas. Tenemos que aprender que, en este aspecto, se trata más de compatibilidad y de calidad, que de cantidad; es decir, un pene grande y una vagina pequeña no serán la mejor combinación. Además, saber cómo usar el pene con habilidad es mucho más importante que el tamaño; un pene no tan grande puede motivar al hombre a explorar una variedad de formas distintas para complacer a su pareja.
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Otra idea falsa que, por la presión mental que genera, llega a causar en muchos hombres problemas reales para tener erecciones. Los hombres tienden a equiparar el sexo y el coito, pero la realidad es que el juego sexual erótico abarca mucho más que el pene y la vagina. Los juegos previos no requieren una erección, y el proceso de estimular a la mujer y sentir su excitación puede ser muy placentero en sí mismo, e incluso podría estimular una erección, si la mente no está preocupada por temas de rendimiento. Así que, chicos, tienen que empezar a despreocuparse de su erección.
Estudios de ADN han establecido que en la mayoría de las especies animales, ni los machos ni las hembras son sexualmente monógamos, aunque muchos son socialmente monógamos. Los seres humanos no somos una excepción. La realidad es que ni hombres ni mujeres tenemos la monogamia como algo natural; más bien ha sido una convención social y, como las mujeres están más condicionadas para restringir su deseo sexual, por eso se cree que “ellas sí pueden ser monógamas”. Solo un mito más.
Como en todo en la vida, para cambiar algo el primer paso es verlo, reconocerlo y aceptarlo; así pues, nos da mucho gusto haber puesto sobre la mesa los más fuertes mitos sobre la sexualidad masculina, pues nos encanta pensar que ahora que los tienes claros, podrás darte el valor de echarlos por la borda y decir: esas ideas falsas no determinan mi valor como hombre o como amante. Tenemos realmente que re-aprender a vivir nuestra sexualidad sin esas ideas metidas en la cabeza. ¿Te atreves?
¡Atrévete!
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