No hay forma “agradable” de decir esto, pero te damos algunos consejos para que el momento sea menos doloroso.
Seamos francos, a pesar de todo lo que nos comuniquen en películas, canciones, series o similares; la verdad es que el amor no siempre es para siempre. Casi cualquier persona ha pasado por ese momento en que, aunque no lo quieras aceptar, te das cuenta de que ya no amas a tu pareja; y claro, si a veces es difícil aceptarlo uno mismo, mucho más difícil es decírselo a la otra persona, sobre todo si ella aún está enamorada.
¿Por qué nos cuesta tanto trabajo decirle a la persona que alguna vez amamos que ya no es así? Pues justamente por eso, porque alguna vez la amamos y, por lo tanto, aún sentimos cariño y agradecimiento hacia ella, no queremos herirla y hacerla sufrir. Te tenemos una mala noticia y una buena, la buena es que no estás solo (todos hemos pasado por ahí); la mala es que en este tipo de cosas es prácticamente imposible no lastimar al otro, aunque no sea tu intención.
A veces, justo por ese miedo a lastimar, tendemos a maquillar la verdad e incluso a repetir esos clichés mil veces escuchados, como “vamos a darnos un tiempo” o “necesito pensar las cosas”. Desafortunadamente, ese tipo de frases pueden hacerle más daño a tu pareja que el hecho de decirle la verdad; la verdad puede destrozarla en el momento, pero albergar esperanzas cuando no las hay puede ser peor.
Así que si ya no la amas y quieres causarle el menor daño posible, lo mejor que puedes hacer es ser honesto (aunque te cueste trabajo) y decirle la verdad de frente. Y claro, aunque no hay recetas ni frases mágicas para tener estas conversaciones difíciles, aquí te ayudaremos con algunos tips para alivianarte un poco el trago amargo y salir victorioso de esta ardua tarea; pon atención.
Si realmente te importa la persona, entonces ni se te ocurra soltarle esta bomba por medio de un mensaje, whats, correo o llamada telefónica. Lo menos que puedes hacer como muestra de gratitud hacia el tiempo que pasaron juntos es decirle de frente y a los ojos lo que sientes.
Siempre habla desde lo que tú piensas y sientes: “yo me he sentido de esta forma”, “he reflexionado sobre esto”, “mis sentimientos han cambiado”, etcétera. En ningún momento entres en una dinámica de reclamos o culpas y tampoco hables por ella (como si supieras lo que está pensando): evita decir cosas como “me siento así porque tú no hiciste…”, “seguro ya te lo imaginabas”, “sé lo que estás pensando”. Recuerda, concéntrate en hablar de ti y desde ti.
Hay una delgada línea entre ser honesto y portarte como un patán. Cuidado con no cruzar esa línea: sí, sé honesto, pero cuida que tus palabras no la lastimen o no la hagan sentir menos. Cuidar tus palabras es cuidarla a ella también. Evita detalles innecesarios, por ejemplo, si tuviste un affaire con alguien más, no es necesario que se lo digas en este momento, sólo la hará sentir peor.
Hazle saber en todo momento que estás ahí para escuchar lo que quiera o necesite decirte, pero también que entiendes si no quiere decir nada. Mantente receptivo ante su comunicación no verbal (gestos, movimientos, etc.) y trata de ser empático ante lo que percibas. Si efectivamente habla, no la interrumpas (aunque no estés de acuerdo con lo que diga) y déjala expresarse.
Si ya tenían una relación más formal y tienen asuntos prácticos que tratar (hijos, bienes en común que hay que repartir, pagos pendientes, etc.), no lo hagas en este momento, déjalo para después. De verdad, si tratas estos asuntos al mismo tiempo que le dices que ya no la amas, la harás sentir que, encima de todo, te importan un bledo sus sentimientos.
Y recuerda, es difícil que una ruptura sea “linda” o “agradable”, así que ve preparado para un trago amargo; pero también ve con la consciencia de que estás haciendo lo correcto al ser honesto y de que, a la larga, será lo mejor para ella también.
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