No necesitas recluirte en un templo sagrado en medio de la montaña para obtener los beneficios de estas técnicas, sólo reconoce una nueva visión para hacer el amor. Traslada tu cama para conectarte hasta la profundidad del éxtasis.
El Taoísmo es una filosofía china con 4000 años de antigüedad que se basa en el supremo estado del ser; un sistema de prácticas dirigidas a aprovechar el potencial humano, donde el sexo es fundamental. El Tao es el gran camino o la experiencia de vida, el flujo del universo que mantiene todo en orden y en equilibrio.
Nuestro cuerpo y claro, nuestra sexualidad, para ser plenos, requieren de los factores anteriores. Con esto no quiero instarte a que conviertas el lúdico arte del sexo en un hecho dogmático o severo; se trata de tener conciencia de que cada movimiento que ambos aportan a la relación sexual permite el equilibrio que los puede llevar al quinto cielo del placer.
El Tao integra al sexo como parte de la espiritualidad. Para nosotros, todo concepto espiritual debe ser incorpóreo y por eso lo vemos contrario a la comunión con la trascendencia del espíritu. Cuando seamos capaces de digerir esta concepción, se esfumará esa sensación de estar haciendo algo ‘malo’. Además, no fuimos creados con el fin de ‘hacer niños’ nada más, o no seríamos capaces de tener relaciones durante todo el año.
Nuestra ovulación –lo que podríamos llamar nuestra etapa de celo- sólo sucede unos cuantos días. Otras especies, donde el erotismo no existe, las hembras sólo están dispuestas para la cópula durante su celo y nosotras lo estamos siempre (bueno, eso si no ponemos pretextos, claro). Experimentamos deseo, que se alimenta no sólo por la necesidad de ser preñadas. Y si a eso le sumamos que fuimos dotadas de un clítoris, no podemos seguir creyendo que la naturaleza se equivocó. Fuimos construidas para sentir con toda libertad.
Seguro te preguntarás cómo invitarás a tu pareja a compartir el Tao contigo. Te sugiero que se lo plantees como una nueva aventura juntos, evita enumerar los pasos como un método (ya sabes que todo lo que suene a disciplina nos puede aturdir), pero sobre todo, nunca menciones la palabra ‘mejorar’; aunque sea el propósito de integrarlo. El término puede implicar entre líneas ‘estamos mal’. Ya sabes, las vulnerabilidades en el sexo se amplían.
De acuerdo al Tao, los humores del cuerpo son elíxires. La saliva, el sudor, los fluidos vaginales, la eyaculación, son sustancias poderosas y sagradas que les permiten conectarse. Pierde el temor o la reticencia a tales emanaciones. Hay mujeres que sienten asco por su propio flujo vaginal, ya no se diga por el semen de su pareja. ¿Crees que de ese modo pueden conectarse?
También es básico que conozcas el cuerpo de tu pareja. Date tiempo de explorarlo y reconocer sus reacciones. Recuéstalo, desnúdalo y bésalo de pies a cabeza, eso permitirá que desalojes el tabú de que tú nada más debes tenderte y dejarte tocar. Tiene que ser un intercambio en equilibrio constante, fomentando ambas integridades, el conocimiento y el crecimiento simultáneo. Todo bajo una premisa importantísima: tú te dedicas a darle placer a él y él a ti, ambos se ponen en manos del otro y se entregan; entonces se da la conexión.