El ser humano ha ligado desde que el mundo es mundo, pero no cabe duda de que las estrategias han cambiado radicalmente con el apogeo actual del ligue virtual. Ya sea por Whatsapp, por Facebook, o por alguna app de citas, el mundo de los ligues online tiene características muy particulares y, por supuesto, ha dado pie (por la lejanía y el hecho de que las personas no se ven físicamente) a muchas “tendencias” nada agradables.
El “cushioning” es justamente una de estas tendencias. Nace junto con otras prácticas nada amables como el ghosting, el orbiting o el paperclipping, pero a diferencia de estas, el cushioning no se considera tan cruel ni tan mala onda, por lo cual es mucho más común y puede ser más difícil de identificar. ¿Quiéres saber de qué se trata para que evites ser víctima de él o incluso que tú lo hagas sin darte cuenta?
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El término viene de la palabra “cushion”, que en inglés significa “cojín” o “amortiguar”; así pues, hace referencia a las personas que, teniendo pareja formal (digamos que la catedral), están ligando online con una o más personas (las capillitas), a las cuales consideran “colchones” o “amortiguadores” que están ahí para hacer más leve el posible golpe en caso de que termine su relación principal.
Hay básicamente dos contextos en que las personas aplican el cushioning: el primero se da cuando apenas estás comenzando una relación y todavía no es nada oficial; el segundo, cuando tienes una pareja formal de tiempo atrás pero las cosas no van bien y temes que te deje. Aclaramos esto pues consideramos que la valoración moral de esta práctica depende en gran medida de en cuál de esas situaciones te encuentres.
Si se trata del primer caso, entonces no se podría considerar el cushioning como algo terrible o cruel, simplemente porque todavía no formalizas nada, no han establecido si serán pareja formalmente, si serán monógamos o no, solo estás “navegando” en el mar de las citas y tienes tu “colchoncito” por si la relación no termina por cuajar. Si ambos están en el entendido de que aún no formalizan, no creemos que esta práctica sea grave.
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Sin embargo, en donde ya entran decisiones no tan éticas y que pueden lastimar a otras personas es en el segundo caso, cuando solo estás ligando con alguien y dándole alas constantemente pero no porque te interese realmente, sino porque temes quedarte sola y quieres tener tu “cojín” en caso de que te dejen. En este caso, el cushioning puede ser tan cruel como otras prácticas del estilo, pues no estás siendo honesta.
Es importante recalcar que esto no es cuestión de géneros. Tú, en tanto mujer, puedes ser víctima del cushioning, pero también puedes llegar a aplicarlo, incluso sin ser consciente o sin la intención maquiavélica de ser cruel con alguien más. Por eso es muy importante que sepas lo que es, para que estés pendiente de ambos casos: que no te la apliquen, por supuesto, pero que tampoco se lo hagas tú a nadie.
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