Todos los días dedicamos parte de nuestro tiempo a navegar en Internet; más allá de lo laboral, lo que consumimos en línea es un indicador de nuestros gustos y de nuestra forma de ser. Ahora, en Let’s Kinky estamos conscientes de que los avances tecnológicos han permitido que tengamos mayor acceso a contenidos que antes eran mal vistos. Y aquí entra el porno.
Vaya, no vamos a juzgar si alguna vez has entrado a un sitio de contenido para adultos para darte placer, por mera curiosidad o por los motivos que hayan sido. Es más, aquí ni siquiera importa si tienes pareja que se pregunte por qué ves porno o no, porque disfrutar de estas películas no tiene nada que ver con la existencia o no de una relación con alguien más.
Sin embargo, se dice que todo en exceso es malo. Y consumir pornografía no es la excepción. Cabe señalar que no hay un estudio definitivo que especifique si el porno puede tener en alguien los efectos de una adicción o si únicamente es un problema menor. Lo que se tiene en cuenta al momento es que, al mirar pornografía, el cerebro libera dopamina, lo que genera placer y bienestar.
Por lo tanto, el cuerpo puede acostumbrarse poco a poco a esa sensación y busca repetir la experiencia placentera, es decir, ver porno de forma continua. Ahora, adicción o no, estas son algunas señales que determinan que tu consumo de porno se está saliendo de control y debes poner atención a ellas.
Sí, nadie dice que esté mal el hecho de ver de vez en cuando una película porno, pero si ya no puedes dejar pasar un día sin consumirlas y te alteras por eso, hay un foco rojo encendido.
La mayoría de las veces, quienes consumen pornografía se aseguran de que esta actividad sea algo muy íntimo y lo más personal posible. Pero si ya te da igual que algún miembro de la familia, tu pareja, tus amigos o quien sea te cache viendo videos de ese estilo, entonces algo no anda bien.
Esto se liga con el punto anterior. Siempre y cuando veas porno en privado, todo está bien, pero los problemas existen cuando no respetas los espacios de los demás y ya no te importa consumirlo en el trabajo, en equipos públicos o en casa ajena.
¿Lo que inició como un deseo de salir de la rutina se convirtió en tu máximo a alcanzar? Quienes tienen una adicción, a menudo comienzan a desdibujar la línea que divide a lo real de la fantasía. Es más, llega un punto en el que ya ni siquiera puedes masturbarte sin consumir los géneros de pornografía que casi nadie conoce, pero tú sí.
Lo que es cierto es que no es Kinky pensar que este tipo de contenido lo es todo en la vida, pues hay que recordar que hay grandes mentiras en estas películas que en algún momento pueden alterar la realidad de quien las mira.
Por eso es que existen portales como Let’s Kinky, donde más allá de pensar únicamente en la satisfacción sexual, buscan que el erotismo sea quien se apodere de cada encuentro con tu pareja.
Ver pornografía no está mal, siempre y cuando entiendas que eso no es el mundo real. Sin embargo, si ya identificaste algún problema en tus hábitos de consumo, nuestra recomendación es buscar ayuda profesional y personalizada para que estos hábitos no nublen tu percepción de lo que implica el sexo.
¡Hazte Kinky!
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