Imagina que conoces al hombre/mujer perfecto(a). Tiene todo lo que siempre habías buscado: se llevan de maravilla, se divierten, pueden conversar por horas, se entienden intelectual y espiritualmente, sus filosofías de vida son similares… pero ¡oh oh! ¡Las cosas en la cama nada más no fluyen! ¿Alguna vez te ha pasado algo parecido? Pues por frustrante que parezca, es algo que ocurre más comúnmente de lo que imaginas.
¿Por qué? Porque, nos guste o no, la compatibilidad sexual es algo real y que no puede existir con todas las personas. Esto es algo que va más allá de la química sexual; cuando no hay química con alguien simplemente ni se te antoja besarlo o llegar a algo más, pero cuando el problema es de compatibilidad es aún más frustrante: sí se te antoja, querrías que fluyera, pero algo no “encaja”, es incómodo y no sabes bien por qué ocurre.
Obviamente, no existen pruebas de laboratorio para detectar compatibilidad sexual; de hecho, es algo que necesitaría diagnosticar seriamente un sexólogo, pero el día de hoy te compartiremos tres pistas que, según el bloguero sexual Harris O’Malley, pueden ayudarte a detectar si lo que hay entre tu pareja y tú es realmente incompatibilidad sexual o si simplemente se acabó el amor y, como consecuencia, el sexo ya no les satisface.
Como ya te hemos dicho en artículos anteriores, la cuestión de la libido no es sencilla, pues depende de muchos factores, tanto externos como internos (estrés, medicamentos, trabajo, etc.). Así pues, es normal que en ciertas etapas de su relación no tengan ambos la misma libido, pero cuando por mucho tiempo uno de los dos siempre quiere y el otro casi nunca quiere, entonces sí puede tratarse de incompatibilidad sexual debido a que tienen libidos muy diferentes.
Sobre todo en estas épocas en que muchos ya no creen en la monogamia y ven la infidelidad como algo cada vez menos tabú, es importantísimo que la pareja comparta postura (ya sea a favor o en contra) a este respecto. Si ambos no creen en la monogamia y llegan a acuerdos en este sentido, entonces está perfecto; los problemas graves se dan cuando uno cree y espera fidelidad y el otro considera que esto es imposible.
Obviamente, no les tiene que gustar exactamente lo mismo a los dos para ser compatibles; siempre habrá uno que prefiera “x” y otro que prefiera “y”, pero cuando los gustos son muy específicos y el otro no los comparte en absoluto, entonces sí va a causar problemas. Por ejemplo, alguien que disfruta de ser dominado y cuya excitación depende de esto simplemente no va a lograr placer erótico con alguien que deteste los juegos de dominación.
Aunque pueda parecer que está de más, la verdad es que es muy importante que toda pareja evalúe los puntos anteriores y compruebe que ambos se encuentren en la misma frecuencia; pues, de lo contrario, es casi seguro que, más tarde o más temprano, terminarán sufriendo las consecuencias en forma de una relación sexualmente insatisfactoria.
¡Atrévete y Hazte Kinky!
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