La ciencia tiene respuestas, pero la decisión de someterse a un tratamiento para quedar embarazada siempre implica un riesgo. Y mucho esfuerzo. La reproducción asistida requiere de un equipo que te acompañe en el proceso, especialmente en la parte emocional. Es vital que tú y tu pareja tengan total claridad respecto a querer ser padres, además de estar en un muy buen momento como pareja (eso, ¡ojo!, que es vital) y de querer involucrarse con total convicción, paciencia y compasión por su proceso, porque es común que ciertos demonios personales y de pareja se desaten si no están preparados.
Es muy frecuente que ambos o una de las partes se sienta súper vulnerado o ‘inservible’, especialmente quien tiene el problema de salud o de genética que está complicando que procreen. Obviamente también implicará gastos importantes, planeación y una fuerza implacable, porque cada intento creará ilusiones y no siempre los resultados vendrán a la primera. De acuerdo con el veredicto del médico, si la causa es ginecológica, de compatibilidad o de la salud de él, tendrán alternativas. Siempre se intentará ir de lo más simple a lo más complejo. Estas son las soluciones más comunes:
Si, por ejemplo, tienes endometriosis, miomas o tus trompas están bloqueadas, comenzarán por tratar con intervenciones simples y/o farmacología. Y, siempre y cuando no haya un problema urológico (de él), te pedirán seguir intentando: tener relaciones en días pico de tu fertilidad y que incluso te tomes la temperatura para identificar cuándo estás ovulando.
Esto puede ser adjunto a los tratamientos pero también se aplica cuando no hay un problema de salud aparente y la complicación para quedar embarazada viene de un tema de edad. Consiste en estimulación ovular a través de medicamentos de manera exógena, hormonas que produces de manera natural pero que al elevarse con la dosis indicada se consigue que los folículos vayan creciendo. Alguien de menos de 35 años puede producir entre 10 y 15 folículos. De los cuales, claro, se obtienen óvulos aptos para ser fecundados.
Esta se aplica para aumentar las posibilidades de éxito en especial cuando ambos son compatibles pero hay algún problema en cuanto a conteo espermático o de fuerza o propulsión de la eyaculación. Separan los espermatozoides móviles del resto de los componentes del semen de tu pareja en un laboratorio y después de la estimulación ovárica que ya citamos, buscan el mejor momento de tu ovulación para inseminarte, o sea introducirlos mecánicamente lo más cercano posible al óvulo. Se recomiendan al menos tres intentos y de no haber éxito ya se propone una fecundación In Vitro.
De inicio, después de estimularte hormonalmente por unos 10 a 15 días, debes ir con el especialista a que te realice un procedimiento ambulatorio en el que aspiran el contenido de tus folículos. Una vez afuera, a tus óvulos les colocan una cantidad de 80 a 100 mil espermatozoides para permitir que, en el proceso de selección del óvulo, elija al más adecuado tal como sucede de manera natural en las trompas de Falopio. Si el conteo de esperma de la pareja llegara a ser bajo se inyecta directamente el espermatozoide al óvulo.
Pasadas 12 a 18 horas, se observan los óvulos fecundados que comienzan a duplicar sus células. Al tercer día deben observarse ocho células, es decir embriones. Se eligen los dos o hasta tres mejores (células simétricas, homogéneas y que no tengan fragmentos). Entonces, con una cánula especial se trasladan a tu endometrio, previamente preparado. Por lo general, uno o hasta dos de esos embriones llegarán a término. Rara vez se dan embarazos de triates. Pero sucede.
Como ves, hay alternativas. Barato no es y ninguna clínica o especialista te garantiza un 100% de efectividad. El proceso emocional es una parte compleja y es para la que debes prepararte también. Saber desde el inicio que estás echando un volado, confiar y relajarte.
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