A veces, cuando queremos ponerle variedad y picante a nuestra relación, acudimos a mil y un estrategias: que si usar disfraces, que si juegos de rol, que si incluir un LoveToy… Y todo eso está increíble (de hecho te lo recomendamos mucho), pero ¿si te decimos que uno de los instrumentos más eficaces para prender a tu pareja lo tienes contigo y no cuesta nada? ¡Así es! Hablamos de tu lengua y de todo lo que puedes hacer con ella.
Así que pon mucha atención a lo que sigue y haz de tu lengua la mejor herramienta de seducción para ponerle calor a este frío invierno:
Con la punta de tu lengua recorre la oreja de tu pareja, desde el lóbulo, hasta la parte interna; recuerda mantenerte siempre con la punta de tu lengua, pues no se trata de que des lengüetazos de cachorro labrador. Según como veas la reacción de tu pareja, puedes ir bajando por detrás de la oreja, dibujando una línea a lo largo del músculo esternocleidomastoideo (el que baja por el cuello hasta el hombro) y luego sube de vuelta.
Toma su mano y degusta con tu lengua cada uno de sus dedos. Hazlo de forma sensual, como si cada uno de sus dedos fuera una paleta de tu sabor preferido (o, mejor aún, como si fuera un pene); una vez que hayas terminado, chupa nuevamente su dedo medio y condúcelo hacia tus senos y luego más hacia abajo. Llévalo tú, a tu ritmo y hacia donde tú quieras, recuerda que ponerte al mando es algo que les encanta.
Desnuda a tu pareja y recorre con la punta de tu lengua todo su cuerpo, de arriba a abajo, como si tu lengua fuera una pluma y estuvieras dibujando trazos sobre su cuerpo. Cuando llegues al área genital, no te estaciones ahí, pasa solo por las ingles pero déjalo con las ganas de más, así el sexo oral será el premio final y para ese momento tu pareja estará tan excitada que verá estrellitas.
Aquí no tocarás a tu pareja, simplemente se trata de seducirla a través de tu lengua y tu mirada. ¿Cómo? Móntate en su cadera y comienza a quitarte la parte superior de tu ropa lentamente, mientras te lames con sutileza los labios y te los muerdes ligeramente. Durante todo el proceso, mantén la mirada fija en sus ojos, como diciéndole “esta lengua es tuya pero tendrás que esperar un poco para tenerla”.
Toma una fruta que te guste (cerezas, fresas, uvas) y cómetela frente a tu pareja mientras la seduces con tu mirada. Come la fruta pero con calma, recorriéndola primero con la lengua y luego mordiéndola poco a poco; la idea es que empieces a despertar la fantasía de que eso que estás haciéndolo se lo hagas después. Trata de evitar los plátanos para que no se vuelva obvio el paralelismo y, por supuesto, aléjate de frutas que vayan a causar un cochinero en la cama (como mangos, sandías o papaya).
¿Se te ocurren otros usos Kinky de tu lengua? Compártenos tus ideas en los comentarios y, claro, ponlas en práctica lo más pronto posible.
¡Hazte Kinky!
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