Llevarlo a una sex-shop: un foreplay muy especial

Hay algo que todas las personas deberían entender: el foreplay no solo se trata de los 10-15 minutos previos a la penetración, el foreplay no solo debería darse antes de c*ger; sabemos que suena un poco extraño, pero la realidad es que el foreplay es algo que puedes ir construyendo desde mucho tiempo antes de que lleguen a la casa o al motel a echar pasión. De hecho, hay sexólogos que dicen que todo lo que haces/dices con tu pareja durante el día puede ser o foreplay o todo lo contrario. Te explicamos.

Imagina que estás con tu pareja y van al supermercado: le reclamas porque no eligió la leche que te gusta y porque nunca te pone atención, te reclama que llevas 20 minutos eligiendo shampoo, suben al carro, le gritas porque va muy rápido, te dice que entonces manejes tú… obviamente, al llegar a casa lo último que van a querer hacer es tener sexo. ¿Quién va a querer hacer el amor después de todos los “turn-offs” del mundo juntos?

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Ahora imagina el mismo escenario: van al súper, recorren los pasillos riendo y platicando, juguetean y en algún punto le das una nalgada pícara (o él a ti), al subir al carro te coloca contra la cajuela para darte un beso y recorre tu espalda con sus manos… es como si estuvieran echándole moneditas a la alcancía titulada “foreplay”. La idea es que esa alcancía tenga siempre moneditas dentro y no quieras llenarla de golpe en la noche que “toca” coger. 

Una gran idea para el foreplay cotidiano

Ahora que ya cachaste el punto, te vamos a decir qué puedes hacer uno de estos días para echarle muchas moneditas a la alcancía y que ambos se vayan poniendo poco a poco en el mood ideal para arrancarse la ropa después. Dile que lo vas a llevar a un lugar al que mueres por ir con él, pero no le digas qué lugar es (desde ahí deja que se empiece a gestar el misterio), que le agarre de sorpresa el hecho de que entren a una sex-shop.

Ahora bien, para su recorrido toma en cuenta varias cosas: primero, tómalo de la mano y procura no soltarlo; si es penoso y está un poco nervioso, esto lo tranquilizará, y si está tranquilo, esto creará una sensación de intimidad para que se sienta en total confianza. Al entrar, dile que lo llevaste ahí porque quieres saber sus fantasías y que sepa las tuyas, que quieres que hagan una lista de las cositas Kinky que les gustaría comprar juntos. 

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Vayan recorriendo los estantes y, si él no se anima de inmediato, empieza tú la conversación diciéndole al oído algo sobre algún juguete que te guste, por ejemplo, si ves un plug anal y tienes esa fantasía en particular, dile quedito: “quiero que compremos esto para que me lo metas mientras me lo haces de perrito”. Y así con todas las cosas que despierten en ti deseo o curiosidad. La idea es que él también se vaya animando a decírtelo. 

Si recorren la tienda haciendo lo que te proponemos, te aseguramos que saldrán de ahí (ya sea que compren algo o no) con ganas de lanzarse el uno sobre el otro. Su alcancía de excitación estará a punto de explotar, por lo que quizá hasta se animen a rentar una habitación de un Love Hotel que esté cerca; verás que, en el momento en que se encuentren solos, se desbordarán de ganas y su encuentro será mucho más pasional y satisfactorio que de costumbre.

¡Atrévete!

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