Algo tan sencillo como quitar ropa del cuerpo, puede ser responsable de placeres y sensaciones que no tenías idea que existían. La ropa interior, de forma específica en ellas, es sensualidad pura que debes aprovechar al máximo quitándola como es debido.
Según el ritmo que ella haya ido marcando en momentos y juegos previos, es como ella quiere que le quites sus prendas íntimas. No se trata de quitar, tirar al suelo y continuar. En realidad, es todo un arte y una experiencia que puede quedar en la memoria. ¿Qué tanto deseas que sea así la próxima vez que estén en la intimidad? No importa si tienen poco tiempo, si les gusta con algo de rudeza, si la ocasión es romántica o si les gusta con mucho tiempo de sobra; hay una forma Kinky de quitarle la ropa interior que no puedes dejar pasar.
Tomarte tu tiempo para quitarle la ropa interior, es una forma sutil de apreciar su cuerpo, elevar la temperatura y ser testigo de un placentero sufrimiento en ella, que pide a gritos que hagas algo más que eso.
Considéralo como una sensual forma de exploración de la que sacarás bastante provecho. Para hacerlo mejor, tómate tu tiempo para considerar por dónde empezar y comenzar a quitar. Poco a poco, serás testigo de cierta impaciencia en ella que se hará presente en forma de gemidos, movimientos, rasguños, mordidas y hasta maldiciones que te indicarán lo bien que lo estás haciendo.
Entre el ritmo que añadas al momento, los ligeros roces con su piel y las miradas que provocan, la ocasión se vuelve única. Es una situación en la que ella se desviste, ella sufre de placer y tú deleitas a tu vista.
Quitarle la ropa interior, no necesariamente involucra alguna parte de tu cuerpo. Tus palabras también son un gran aliado para hacer que se desvista y pasen a un momento mucho más íntimo y lleno de sexo duro.
Crea tensión sexual dando instrucciones. A ellas les encanta un hombre directo y lleno de seguridad que pida sin pena lo que quiere cuando lo quiere. Siéntete libre de pedir alguna posición, ademán y característica completamente detallada que le deje en claro lo que quieres y lo que te agrada. Entre más específico seas, ese rol de sumisión hará de las suyas y hará mucho más pasional el momento.
Usar la boca, es imprescindible. Ya sea lento o rápido, es una buena forma de llevar a buenos términos la sesión sexual. Recorre cada zona aledaña a la prenda y ella tendrá un festival de sensaciones que harán mucho más accesible encontrarse con algún orgasmo en el camino.
La cuestión es que, lo que a mordidas empieza, a mordidas acaba. No esperes poder bajar el ritmo una vez que empezaste con tu lado salvaje. Deberás continuar con la dinámica que has decidido tener y esperar más mordidas, rasguños y gritos durante cada instante en el que tu cuerpo y el suyo, estén en contacto.
No lo dejes entre fantasías y sueños de una noche, llévalo a la práctica. Eso sí, con los riesgos que esto puede generarte. Recuerda que ellas le ponen suficiente atención a la ropa interior que traen puesta, por lo que rasgar y romper alguna prenda valiosa, puede causarte un problema que termine con todo el momento sexual.
Si asumes el riesgo, déjate llevar por el momento. Ella notará que has tomado las riendas y también fluirá conforme la ocasión. Sobre todo, porque aquellas ocasiones en las que la ropa interior termina completamente rota, es parte de un ambiente ocasional que ninguno de los dos podrá olvidar.
Cualquiera de estas formas, desatará la pasión y llevará el placer a niveles que nunca creíste experimentar. Recuerda que ella es quien marca el ritmo y quien, sin decirte una sola palabra, indica cómo quiere que le quites la ropa interior.
¡Atrévete y Hazte Kinky!
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