Vivimos la época del triunfo del marketing y la publicidad, y cuando se trata de vender productos con mucha competencia (como los juguetes sexuales en la actualidad), los publicistas no tienen miedo de llegar a extremos que rozan lo ridículo con tal de vender más que los demás. Y este es el caso que te compartimos hoy: un dispositivo que se anuncia como el único masturbador masculino de grado militar.
Si eres un lector razonable y lógico, seguro te estarás preguntando: ¡¿qué demonios significa “masturbador de grado militar”?! O sea, ¿es un masturbador sargento, o general, o qué diablos? Bueno, pues se trata de un truco más de alguna agencia publicitaria que seguro concluyó que los hombres relacionan todo lo militar con fuerza, hombría y vigor sexual. Y entonces dijeron: ¿por qué no anunciarlo como un masturbador digno de militares?
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Algo así suponemos que pasó con el Lifetime Silicone Stroker, que ya desde el nombre promete una durabilidad de por vida. Obviamente es un producto gringo. ¿Por qué obviamente? Pues no hay nación más afecta a sus fuerzas armadas que Estados Unidos. Además de ser uno de los países más belicosos del mundo, los americanos se sienten realmente orgullosos de sus soldados y de las fuerzas militares en general.
Así pues, no resulta descabellado que esta empresa haya decidido usar a los militares como target específico para llegar a su target global (que son todos los hombres). Lifetime Silicone Stroker se anuncia como “el primer juguete sexual masculino del mundo construido con materiales de grado militar y diseñado pensando en el soldado estadounidense”. Y luego viene su publicidad audiovisual que, vista con una mirada cómica y satírica, no tiene desperdicio.
El video va más o menos así: sobre un fondo verde de estampado militar, nos muestran el masturbador en sus dos colores (crema y negro), cada uno empacado en una caja que anuncia triunfante: “feels exactly like the inside of a vagina!” (o sea, “se siente exactamente como el interior de una vagina”). Una impetuosa voz masculina en off nos dice que este masturbador ha pasado las más extremas pruebas de resistencia y durabilidad.
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Y entonces nos muestran las pruebas, que se debaten entre lo ridículo y lo gracioso: meten el masturbador a una olla hirviendo (con pasta, ¿por qué no?), lo congelan y lo dejan caer, lo manchan con alguna sustancia sugerente, le meten comida (no, nosotros tampoco nos explicamos por qué), lo llenan de tierra, lo lanzan y lo golpean… todo para concluir que es la cosa más resistente y fuerte del planeta.
Suponemos que esta publicidad les funcionará con algunos hombres que asumen que, si lo compran, serán “más hombres”; pero más allá del escandaloso marketing, se trata de un masturbador como cualquier otro que cuesta aproximadamente ochenta dólares. Así que, decidas o no comprártelo, nosotros siempre te recordaremos que en cualquier trinchera, tu mejor aliada siempre será la imaginación.
¡Hazte Kinky!
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