En Let’s Kinky ya hemos hablado en varias ocasiones de las parafilias, ¿recuerdas lo que son? Se trata de prácticas sexuales en las cuales el placer no se encuentra únicamente en el coito (a veces ni siquiera lo requiere), sino en conductas o actitudes sexuales específicas. Por ejemplo, el voyerismo, en el que la persona se excita al ver a otras tener sexo; o el masoquismo, en el cual la excitación proviene de recibir estímulos dolorosos.
Como siempre, en vez de hablar de “bueno” o “malo”, hablaremos de “Kinky” y “no Kinky”. Existen parafilias Kinkys y parafilias no Kinkys; las primeras son todas aquellas que, para su realización no impliquen dañar a nadie y se hagan con absoluto consentimiento de todas las partes implicadas. Recuerda que, en cuestión de sexo, en gustos se rompen géneros y todo se vale siempre y cuando haya comunicación y acuerdo.
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En este sentido, la misofilia es una práctica que se puede realizar de forma Kinky a través del acuerdo de dos personas. Se trata de la obtención de placer sexual a través de objetos o prendas sucias; usualmente esto se delimita a la ropa interior usada, pero también se puede dar con otras prendas. Según varios estudios, más del 80% de quienes tienen esta parafilia son hombres.
La persona puede disfrutar de oler, saborear o tocar la prenda sucia y, en ocasiones, también poniéndosela o manteniéndola cerca de su cuerpo. También existen algunas ramas más específicas de la misofilia: algunos se excitan con el olor a sudor, otros con el de la menstruación, otros con el de los fluidos, etc.
Tristemente, esta parafilia aún está muy llena de prejuicios y tabúes, por lo que muchas personas no se atreven a expresarlo abiertamente; esto ha abierto un enorme mercado en Internet de páginas en las que muchas personas (sobre todo mujeres) venden piezas de ropa usadas y proveen a los misofílicos de su objeto de excitación. Sí, como muchas cosas alrededor del sexo, esta parafilia se ha vuelto también un negocio.
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Si tú identificas tener esta tendencia, primero que nada te aconsejamos quitarte la vergüenza de encima, no estás enfermo ni mucho menos, se trata simplemente de un gusto particular; en ese sentido, lo mejor que puedes hacer es decírselo a tu pareja para que vean cómo pueden complacerse mutuamente tomando en cuenta sus necesidades y las tuyas. Si esto se vuelve un problema, siempre pueden acudir a terapia de pareja.
Ahora bien, si quien tiene misofilia es tu pareja, también te aconsejamos quitarte prejuicios y verlo como una práctica sexual más. Aprende a verle el lado positivo, ya no tendrás que preocuparte por si “no le gusta tu olor”, al contrario, eso es lo que le encanta. Puedes incluso jugar y dejarle un día una prenda en su saco o bolsa. Siempre que se sientan cómodos y en confianza, expresen sus necesidades y gustos específicos.
¡Hazte Kinky!
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