Habrá quien diga por ahí que el sexo no es más que un aspecto de las relaciones, que hay cosas más importantes, etcétera; pero casi podemos asegurar que quien diga eso es porque no ha tenido que lidiar con mal sexo en sus relaciones. ¿Por qué decimos eso? Porque cualquiera que haya tenido ese problema sabe a ciencia cierta que el sexo se puede volver definitorio e incluso decidir el futuro de una relación de pareja.
Si bien el sexo no necesariamente tiene que ser un factor decisivo para continuar o no en una relación, muy bien puede serlo cuando se torna en un problema, ya sea que no haya sexo suficiente o que éste sea de plano muy insatisfactorio. Pero si ella te gusta mucho o la amas, entonces, antes de tomar la radical decisión de cortar, tienes que establecer si se trata de algo que pueden trabajar y solucionar o si de plano es una incompatibilidad sin forma de arreglarse.
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Como quizá lo sepas, no todas las personas tienen las mismas necesidades sexuales; mientras alguien puede sentirse satisfecho con tener sexo una vez al mes, otra persona puede requerir varias sesiones sexuales a la semana, incluso hoy sabemos que existe la asexualidad y que hay personas que no requieren de ese estímulo. Por eso, es esencial que platiques con ella para saber qué tan importante es el sexo en su vida y si ella también se encuentra insatisfecha o no.
Si tanto tú como ella no están contentos, es muy probable que puedan trabajar juntos para mejorar las cosas: comunicándose, diciéndose lo que les gusta y cómo les gusta, o incluso yendo a un sexólogo para que les ayude. Sin embargo, si tú no estás satisfecho y ella piensa que todo está bien, entonces podría haber un problema de compatibilidades que necesitaría que ambos cedieran un poco por su parte.
Si resulta que ambos están descontentos, entonces es momento de trabajar en su comunicación para mejorar su vida sexual; recuerda que el sexo no siempre es espontáneo y maravilloso, se puede y se debe trabajar en él para que sea mejor. Así pues, vean esto como una oportunidad para aprender uno del otro sexualmente, para que se conozcan más y aprendan cómo satisfacer al otro; pero esto no se adivina, tienen que hablarlo y expresar sus necesidades claramente.
Si resulta que más bien se trata de un problema de compatibilidad, por ejemplo, tú necesitas más sexo y ella no, entonces discutan la posibilidad de llegar a acuerdos no tradicionales para que ambos estén satisfechos, como abrir la relación. Pero mucho ojo, tomen en cuenta que esto NO va a solucionar sus problemas en la cama, es solo una opción cuando hay diferencias importantes de libido y cuando ambos están de acuerdo.
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Si, por una razón u otra, no ves la forma de que las cosas mejoren (quizá ya lo intentaron, ya tomaron terapia de pareja y nada), pero la quieres y disfrutas su compañía, entonces piensa seriamente cómo sería permanecer en esta situación a largo plazo. Sé realmente honesto contigo mismo y pregúntate si podrías con esta situación, sin tener una gran conexión sexual con tu pareja, por el resto de tu vida. ¿Lo verías como un sacrificio que vale la pena o te sentiría frustrado por años de oportunidades perdidas?
Lo dejamos al final pero es quizá uno de los puntos más importantes. Toma en cuenta que en la mayoría de las ocasiones, los problemas en el sexo no son más que el reflejo de muchos otros aspectos de la relación que pueden estar fallando. Cualquier sentimiento de rencor o de enojo hacia tu pareja, incluso incompatibilidades de vida, pueden transferirse fácilmente al dormitorio, por lo que la solución no está en el sexo per se, sino en arreglar otros roces y problemas.
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