Aunque el ser humano tiene pulsiones sexuales prácticamente durante toda su vida, hay lapsos de ésta en que, ya sea por alguna enfermedad u otra circunstancia particular, podemos pasar largas temporadas sin sexo. Ya te hemos hablado antes de lo que le ocurre al cuerpo en general cuando dejas de tener sexo por un buen rato; pero en esta ocasión queremos enfocarnos en el cuerpo masculino: ¿qué le pasa a un hombre en particular en estas circunstancias?
Este punto es interesante ya que, al principio de tu temporada de abstinencia, tu libido puede tener un pico hacia arriba; es decir, extrañas el contacto y puedes sentirte, digamos que más “caliente” que de costumbre. Pero una vez que pasan algunos meses y continúas sin contacto sexual, el efecto es inverso: al no haber estímulo, la libido disminuye hasta el punto de que puedes prácticamente no sentir deseo sexual.
No se trata del sexo per se, sino de la eyaculación. Diversos estudios han comprobado que el hecho de eyacular constantemente (unas tres a cinco veces por semana) reduce notablemente la incidencia de cáncer de próstata; por lo tanto, si no tienes relaciones sexuales con regularidad, puedes mitigar esto a través de una auto estimulación constante, de lo contrario, sí podría aumentar el riesgo.
Obviamente, aunque el deseo sexual disminuya, las reacciones orgánicas son incontrolables y no dependen de “si traes ganas o no”; así que si llevas un buen rato sin tener relaciones sexuales, es probable que notes que tienes más erecciones nocturnas que de costumbre: esto no es ni bueno ni malo, solo no te asustes.
Sí. Definitivamente tu estado de ánimo tenderá a decaer. Hay dos explicaciones para esto: la primera de orden químico y la segunda de orden psicológico. El aspecto químico tiene que ver con que el sexo te ayuda a liberar endorfinas, así que si no lo practicas (y además no haces ejercicio) no estás produciendo sustancias cerebrales importantísimas que, entre otras cosas, son coadyuvantes en el equilibrio anímico.
La parte psicológica tiene que ver con que el sexo es en realidad la muestra última de intimidad con una persona y, si estás pasando por un largo momento de abstinencia sexual no voluntaria, es muy probable que te sientas solo y empieces a experimentar la necesidad de afecto e intimidad. Esto puede llevarte a estados anímicos de tristeza e incluso depresivos.
Es muy común que, si buscas en Internet, encuentres en algunas páginas alarmistas que “la falta de sexo aumenta el riesgo de sufrir infartos”. Esto es en realidad una información falsa o truqueada, ya que si tú te mantienes activo, haces ejercicio y te alimentas sanamente, el hecho de que tengas sexo o no, no es un factor relevante en la incidencia de ataques cardíacos.
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