¿Alguna vez has notado que después de tener sexo te pones roja roja de la cara? Bueno, pues una parte del ciclo de respuesta sexual humana se llama rubor sexual y es completamente normal ante la excitación o después de un orgasmo. No sólo es consecuencia del esfuerzo físico durante las relaciones sexuales y muchas mujeres (sobre todo si su piel es blanca) se asustan cuando ven su rostro con una manzana.
La próxima vez que tengas relaciones sexuales, fíjate en el color de tu piel antes y después del orgasmo; hay mujeres que se ruborizan muchísimo y otras no tanto, pero sin duda notarás un enrojecimiento particularmente en el área de las mejillas, en casos extremos incluso se presenta una especie de dermatitis. No te asustes ni pienses que te dio una alergia o que te vas a morir; en realidad solo se trata de rubor sexual.
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En realidad, a cualquiera le puede pasar, pero el rubor sexual ocurre con más frecuencia en mujeres que en hombres. Las estadísticas indican que hasta el 75% de las mujeres experimenta rubor sexual alguna vez, mientras que solo al 25% de los hombres les pasa. Las mujeres suelen enrojecerse alrededor de los senos, los brazos y la cara. Los hombres tienden a experimentar enrojecimiento en el cuello, la frente y la espalda.
Si eres una chica que tiende a ponerse roja cuando se enoja, se angustia o algo le da pena, es más probable que experimentes rubor sexual; también si eres de las que se ponen rojas cuando se les pasan un poquito las copas. Si eres muy blanca y de piel sensible, casi seguro tendrás rubor sexual, pues todo es más visible en pieles muy blancas, delgadas o maltratadas.
La explicación es muy sencilla: es causado por un aumento del flujo sanguíneo en la superficie de la piel. Recuerda que cuando te excitas y cuando tienes un orgasmo, la sangre empieza a fluir más rápidamente hacia las extremidades, eso mismo es lo que provoca el rubor sexual. No te preocupes, puede tardar hasta 2 horas en desaparecer por completo pero, créenos, no se quedará contigo para siempre.
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Como ya te dijimos, es algo súper común y no tiene por qué darte pena ni nada parecido, pero si de todas formas prefieres tomar cartas en el asunto para que se note lo menos posible, entonces toma nota: primero, evita ambientes muy húmedos y cálidos, prefiere sábanas de algodón (son más frescas); luego, refresca la piel; puedes hacerlo con un ventilador directo hacia tu rostro o con alguna mascarilla que conserves en el refri.
Si después de refrescarte y secarte por completo el sudor, el rubor continúa, entonces es hora de recurrir al maquillaje: en las zonas más rojas puedes difuminar bien un corrector de color verde y, posteriormente, aplicar de manera uniforme una BB creme o base de maquillaje. De cualquier forma, recuerda que no durará por siempre y que también te dará una especie de brillo único y muy satisfactorio.
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