Antes que nada, la primera y más importante pregunta que debes hacerte es: ¿por qué quiero seguir siendo amigo(a) de mi ex pareja? Procura honestidad absoluta en tu respuesta, ya que si un motivo interno es la esperanza de recuperarlo(a), entonces desde ahorita te decimos que no va a funcionar, que ese no es el camino y que es muy probable que solo termines lastimándote tú y a la otra persona.
La razón por la que la mayoría de las parejas dejan de hablarse por completo cuando terminan o se limitan a saludos cordiales es la siguiente: requiere una madurez tremenda mantener una relación así, de amistad, con alguien con quien tuviste una relación amorosa, una madurez que pocas personas tienen, ya que implica renunciar a un aspecto que quedó en el pasado y aprender a re-conocerlo(a) desde otra perspectiva.
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Sería genial que todos tuviéramos esa madurez pues, al final, es alguien a quien amaste y con quien compartiste gran parte de tu vida; así que si consideras que tu ex te hace una mejor persona y que su presencia en tu vida es positiva, al menos vale la pena intentar ser amigos. Eso sí, la otra persona debe considerar lo mismo, porque si el otro no quiere o te guarda mucho rencor, por más que tú lo desees, no sucederá. ¿Quieren intentarlo? Entonces chequen estas reglas básicas.
Siempre dense tiempo para vivir su duelo cada quien por separado, ni se les ocurra empezar a verse ya como amigos al mes de haber terminado. Recuerda que, si bien no hay un tiempo exacto de duración de duelo, debes pasar por todas las etapas: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Únicamente hasta que los dos hayan llegado a la aceptación pueden considerar recomenzar a verse y salir.
A veces esto es un tanto difícil pues la mente humana es tan canija que luego nos hace caer en la trampa de creer algo que realmente no es; sin embargo, dentro de lo posible, asegúrense de que ambos ya no tengan sentimientos de amor pasional hacia el otro, que sus sentimientos se limiten al cariño que se le tiene a un gran amigo, pero ya sin pensamientos sexuales o de formar una familia, etcétera.
Tal y como sucede con el resto de tus amigos: cada quien hace su vida, ¿cierto? Y cuando se ven, platican de cómo les ha ido, del trabajo, de los ligues, de la familia… Pues igual, sigue tu vida, conoce gente, sal a citas y ten pareja si así se da. Si en algún momento te cachas limitándote respecto a posibles parejas por pensar en qué dirá o sentirá tu ex, entonces prende las alertas, porque no es buena señal.
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Parece obvio, ¿no? De hecho el respeto debería ser la base de cualquier relación, ¡cualquiera! Pero en este caso es mucho más importante: respetar sus relaciones, sus decisiones, sus errores; recuerda que lo que busca un amigo es el bienestar del otro, pero no decirle qué sí y qué no hacer.
Y quizá la regla más importante es saber cuándo prender las alarmas y alejarte porque no está funcionando. Esto es clarísimo en el momento en que manifiestas alguna emoción que se parezca a los celos. De verdad, si sientes que los celos están apareciendo, no los dejes avanzar, es muestra de que aún no está superado el asunto y de que no es buena idea seguir por el camino de la “amistad”.
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