Si alguna vez te has preguntado qué prefieren los mexicanos en términos de posiciones, prácticas y hábitos sexuales, el día de hoy te damos las respuestas.
Es bien sabido que la forma en que vivimos y practicamos nuestra sexualidad está íntimamente ligada a nuestra cultura y, por lo tanto, al lugar donde vivimos. Hay países muy abiertos en temas de sexualidad y, por lo tanto, su población tiende a experimentar más; en cambio, hay lugares que aún mantienen ciertas ideas más conservadoras y se nota en sus hábitos sexuales. ¿Cómo está México al respecto? ¿Qué nos gusta, qué preferimos y cómo lo preferimos? Aquí te lo contamos.
De acuerdo a un estudio realizado por Durex, México es uno de los países con mayor índice de satisfacción sexual. Respecto a los hábitos sexuales, el mexicano suele gustar del sexo espontáneo, no planeado; asimismo, prefiere hacerlo de noche (entre las 22 horas y las 2 de la mañana), incrementa su actividad sexual en fines de semana, pues se relaja de la semana laboral y también tiene más sexo en época de frío.
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En cuestión de posiciones sexuales, el mexicano es un poco más conservador: el Misionero y el Perrito se llevan las primeras posiciones; en tercer lugar se encuentra la Vaquerita, y disputándose los siguientes lugares están el famoso 69, la vaquera invertida y la rusa. Por cierto, como dato curioso, el mexicano suele preferir el trasero de la mujer a los pechos, razón por la que el perrito es una de sus posiciones favoritas.
Ahora bien, pasemos al tema de las prácticas sexuales no convencionales, como el estilo de vida swinger o el BDSM. Las encuestas revelan, una vez más, que en este sentido el mexicano es más tradicional. Apenas un 11% de la población se inclina por prácticas BDSM, mientras que un 10% ha probado y le gustan las prácticas swinger; así que en realidad la mayoría de las parejas prefieren un sexo que podría calificarse de clásico.
Y ahora viene algo muy revelador. Según encuestas, apenas un 5% de las parejas mexicanas tienen una relación abiertamente no monógama, es decir, que de forma consensuada tienen sexo con otras personas. Sin embargo, la contradicción está en que más del 60% de hombres y más del 50% de mujeres aceptan haber sido infieles dentro de relaciones supuestamente monógamas. Da para pensar, ¿no crees?
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La cuestión anterior sobre las relaciones abiertas y la infidelidad, nos lleva a cuestionarnos sobre qué tan progresista es realmente el mexicano, o qué tanto tiene pensamientos tradicionalistas tan afianzados que quizá ni los ve. Una pista puede encontrarse justamente en los datos sobre las infidelidades y la renuencia del mexicano en general a explorar otros modelos relacionales que quiebren el mito del amor romántico.
Pero otras pistas también están en la importancia desmedida que tiene el tema de la virginidad para el mexicano o en el hecho de que solemos empezar nuestra vida sexual muy jóvenes (entre los 13 y los 16 años), pero que más del 60% de los jóvenes que lo hacen no se cuidan ni utilizan ningún tipo de método anticonceptivo. Quizá una posible conclusión sea que el mexicano sabe disfrutar, pero le falta responsabilidad sexo-afectiva. ¿Tú qué opinas al respecto?
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