El sexo anal no hace muchos años era una práctica considerada puramente para gays (aunque cabe aclarar el mito: no a todos los homosexuales les gusta o debe gustarles ser penetrados), o bien sólo se realizaba en subculturas o con mujeres en ese entonces consideradas hardcore (y algunos otros adjetivos menos ortodoxos). Sin embargo, parece que en la última década dicha práctica se ha extendido ampliamente. De acuerdo a una encuesta realizada por la Universidad de California, San Francisco actualmente más de un cuarto de las personas con vida sexual activa han al menos intentado realizarlo.
Pero por otro lado, y tropicalizándonos más, los archivos latinoamericanos de sexología reportan que en países como Brasil y México (sí, México), es un tipo de contacto cada vez más frecuente en adolescentes, la razón: ciertas chicas creen que de ese modo conservarán su ‘virginidad’, digamos virginidad técnica, y claro, han encontrado una vía de placer en esta búsqueda de seguir ‘intactas’.
Muchos se preguntan qué es lo que causa placer ya que el recto no es una zona que precisamente diseñada para ser penetrada. ¿Entonces? Lo primero, el nervio pélvico transmite impulsos nerviosos aferentes (sensitivos) de la vagina, el cérvix, el recto y la vejiga urinaria; la activación de este nervio puede generar orgasmos cuando se estimula por vía vaginal, por lo que no nos debe sorprender que si se activa por vía no genital, por ejemplo rectal, también puede generar placer.
Y en segundo lugar, está el poder de la fantasía, el motivador y disparador a nivel erótico-mental, lo que alimenta el deseo por este ejercicio. Luego, en el caso de los hombres al momento de la penetración se presiona y estimula la glándula prostática o punto P. Aquí sí surge una sensación placentera obvia a nivel morfológico ya que a través de dicha glándula se extiende una sensación que produce en ocasiones el orgasmo o la eyaculación (no son lo mismo, ya lo saben).
Aquellas parejas que gustan del sexo anal, definitivamente deben tomar precauciones, no sólo en términos higiénicos sino de ejecución.
Si gustan probar la práctica, adelante, pero con las reglas necesarias. Es un paso a paso, no pueden dejarlo a un lado o los resultados pueden ser desastrosos y muy peligrosos en términos de salud. Disfruten.