Cada día es menos frecuente que las personas tengan una pareja para toda la vida, menos aún que esa pareja sea la primera persona que conocieron y con la cual se relacionaron; por lo tanto, lo más común es que cuando empiezas una relación con alguien, ese alguien (o ambos, generalmente) ya haya tenido una o muchas otras experiencias románticas y/o sexuales. Todos tenemos un pasado.
Se le conoce como Síndrome de Rebeca a la condición patológica de sentir celos intensos de la(s) pareja(s) anterior(es) de tu pareja actual. Se le llama así en referencia a la novela “Rebeca” de Daphne du Maurier (adaptada al cine por Hitchcock y a la radio por Orson Welles), que narra la vida de un viudo, cuya nueva pareja vive atormentada por sentir que no puede estar a la altura de Rebeca, la ex que murió.
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También se les llama celos retrospectivos, es decir, los celos dirigidos a una persona o tipo de relación del pasado. Ojo, es relativamente normal que de vez en cuando surjan celos, incluso por alguien del pasado, pero esto se vuelve patológico cuando se convierte en un tema recurrente y obsesivo sin motivo real: puede que la expareja haya muerto, o viva en otro país o simplemente no exista contacto alguno con ella.
El Síndrome de Rebeca suele ser aún más intenso si la relación anterior es percibida o recordada -por la pareja misma, por familiares o amigos- de manera particularmente positiva y se habla muy bien de ella. Si esta situación no se trata a tiempo, puede llevar a conductas persecutorias hacia la expareja o al intento de controlar todas las interacciones sociales de la pareja actual, lo cual, obviamente, genera graves conflictos en la relación.
En realidad se trata de algo multifactorial. Puede no estar justificado en absoluto y solo ser fruto de la inseguridad o baja autoestima de la persona que presenta el síndrome; o puede estar disparado por actitudes reales, como el hecho de que la pareja o el entorno hablen constantemente de la expareja o, peor aún, que existan comparaciones directas que hagan sentir a la nueva pareja como insuficiente o como un “sustituto” de alguien mejor.
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Dependiendo de si la causa es real (comparaciones reales) o imaginaria, el tratamiento puede requerir terapia de pareja o terapia individual para la persona que presenta el síndrome. En el caso de que decidan una intervención en pareja, el terapeuta trabajará en fomentar la comunicación, revisar posibles insatisfacciones y valorar qué tanto el entorno o la misma pareja están propiciando activamente la comparación.
Pero sin duda lo más importante es el trabajo terapéutico a nivel individual, en el cual se tratará el tema de la autoestima y las causas profundas (a nivel inconsciente) de los celos. Si te sientes identificada con lo que hemos hablado aquí, no dudes más y pide ayuda profesional; recuerda que cuando algo se torna patológico, NO BASTA con la voluntad de querer mejorar, requieres el apoyo de un especialista para mejorar tú individualmente y, en consecuencia, tu relación.
¡Cuídate y Hazte Kinky!
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