Ya en serio, ¿qué tanto importa el dinero en el juego de la conquista?

16 marzo, 2016 4 mins de lectura
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Hay millones de frases y canciones que nos insisten que el amor no tiene precio y que estar con alguien por su posición económica nos hace pésimas personas, interesadas, casi casi trabajadoras sexuales. Pero, ¿y si somos un poco más realistas? 

Imagina que te invitan a salir un par de gemelos idénticos, se visten igual, hablan y se mueven igual. Hasta besan igualito. Cenas con cada uno, en el mismo restaurante, platican de los mismos temas y sus reacciones, comentarios y personalidad son iguales. Todo es copia exacta. Pero, al final de la cena, llega la cuenta. Uno de ellos, paga en su totalidad y el otro te pide que pongas la mitad o tu consumo. Si ambos te piden que salgan de nuevo, ¿a cuál le dices que sí?

Venga, no te hagas. Es muy probable que hayas dicho que el que pagó la cuenta completa, ¿cierto? Nos han enseñado que el interés real, el poder o la caballerosidad radican en una muestra económica. ¿Por qué no habrías de pagar tú incluso la cuenta completa? Al final ambos se están conociendo y ninguno tiene que pagar por la compañía del otro o por su intención de abrir las posibilidades. ¿O sí?

cómo ser equitativo en una relación

Pero vamos conectando con muchas personas a través de una transacción financiera, poniéndole precio a nuestras reacciones. Puedo ser tan encantadora, tolerante, cuanto más se abra tu cartera. Y eso aquí y en China, es vender. No es hacerse valer. 

El que alguien tenga que mostrar solvencia financiera como parte de sus halagos o de su potencial como posible buena pareja es –si lo ves de manera ortodoxa- agresivo y violento. Es dejarle una carga extra a la parte pagadora, socialmente aprendido que debe ser el hombre en su obligación (¿obligación?) de proveer. Casi se convierte en su responsabilidad que el juego de conquista tenga éxito. Como si el resto de los ingredientes tuvieran menos importancia. 

Ambos están dando a conocer –por lo general con bastante espejismo y filtros- quiénes son, sus intereses, valores, ética, técnicas amatorias, intelecto, talentos, humor, aspectos físicos. Estamos ‘en la feria’ de la demostración. Bien, ¿por qué entonces sólo él debe –además- demostrar que puede pagar las cuentas de los dos?

En realidad, aunque haya razones evolutivas como el que elijamos con base en la idea de que el macho podrá proveer y entonces así aseguremos que nuestras crías podrán sobrevivir, hoy en día vivimos esa equidad por la que tanto se luchó en cuanto a oportunidad de trabajar; entonces, ¿por qué esperar que un hombre venga a conquistarnos con base en su economía? A eso se le llama ponernos en renta o en venta. Así de simple.  

cómo dividir los gasos durante una cita

El que un galán te pida que compartan los gastos de esas primeras citas es un modo de verte como su igual, de saberte capaz de sostenerte. Ok, si él gana 10 veces más que tú y decide ir a cenar a un lugar que no es asequible para ti, vale, que él ponga la mayor parte. Pero, por desgracia, hay quien lo tachará de codo, comodino, ¡vividor!, conchudo. Y nunca falta la opinión al estilo “No bueno, si ahora que te está conquistando no es para pagar tus cuentas, ¿qué puedes esperar cuando lleven un año?”.

Bien, pues precisamente puedes esperar que él te siga dando un lugar a su nivel, como alguien que tiene las mismas capacidades para hacer tanto o más dinero que él. Los regalos, los detalles mutuos, ¡ojo! mutuos, serán otra historia. Pero, asumir que él DEBE utilizar el dinero como medio de conquista te obliga a cederle poder sobre ti. ¿No insistíamos tanto por no ser mujeres objeto y no ser cosificadas? ¿Entonces?

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